Agrodisa invertirá casi un millón de euros en explotar la finca de La Torre

La explotación agraria de la finca de La Torre en Sax recibió el pasado viernes los parabienes oficiales. Aunque la actividad agrícola viene desarrollándose desde primeros de año, tras permanecer más de ocho en barbecho forzado por un macroproyecto urbanístico que finalmente se ha ido al limbo a causa de la crisis del ladrillo.

De hecho, para dentro de un mes ya se espera recoger los primeros frutos en forma de cientos de sandías que serán distribuidas a alguna gran superficie comercial para ser consumidas este mismo verano, según explicó a ese periódico, José Antonio Martínez, gerente de la mercantil Agrodisa, que ha arrendado las tierras por un periodo mínimo de 25 años.

Algo más tendrán que esperar los consumidores para probar algunas de las cerezas o albaricoques que producirán dentro de un par de años los miles de árboles plantados a lo largo y ancho de las 60 hectáreas de terreno fértil ubicadas en la centenaria finca de La Torre, que debe su nombre a la masía señorial levantada en el siglo XIX y que ha sido rehabilitada recientemente por sus nuevos inquilinos.

La empresa Agrodisa, afincada en Villena, tiene previsto invertir más de 900.000 euros en la puesta en marcha de esta explotación agrícola. Ello conlleva, asimismo, la creación de mano de obra que tanta falta hace en estos tiempos de paro galopante. El pasado viernes, los responsables de la recién nacida firma La Torre Stone Fruits, organizaron un acto protocolario dentro de la casa señorial para presentarla en sociedad.

Al acto acudió el alcalde de Sax, Vicente Gil, así como diversos representantes de otras administraciones públicas y del ámbito agrario. José Antonio Martínez, gerente de Agrodisa, pretende que esta explotación sirva como paradigma para otras actividades agrícolas que puedan iniciarse en la comarca.

Además, Agrodisa se ha impuesto grandes retos no solo a nivel profesional, sino también con la posible implicación del mundo académico que utilizaría sus tierras como una especie de campo de experimentación para nuevas fórmulas de cultivo.