La sequía mata almendros y vides y anula la cosecha valenciana de cereales
La ausencia total de lluvias empieza a pasar factura en la agricultura de toda la región, especialmente en cultivos que no cuentan con posibilidad de riego
V. LLADRÓ
Sábado, 17 de mayo 2014, 00:26
Los almendros se mueren de sed, las siembras de cereales se dan totalmente por perdidas, los olivos presentan a menudo una estampa macilenta y las vides apenas tienen fuerza para hacer progresar sus brotes y se da por seguro que habrá muchas bajas entre las cepas.
Esta es la triste estampa que se está extendiendo por la geografía de la Comunitat Valenciana. La extrema falta de lluvias empieza a pasar serias facturas. Sobre todo en el secano, en los cultivos que no cuentan con la posibilidad de aportar agua de riego, porque el suelo está totalmente reseco, pero también en el regadío comienzan a presentarse problemas. Algunos ya se manifestaron la campaña pasada, como ocurrió en los cítricos, que presentaron serios problemas de calibres pequeños y deterioros en la piel, como 'clareta' y 'rajado' que los técnicos relacionan directamente con desequilibrios inducidos por la falta de lluvias en otoño.
El caso es que no llovió en otoño, el invierno fue también especialmente seco y ventoso, las últimas esperanzas de que llegaran las lluvias se han esfumado en primavera, y conforme nos dirigimos hacia la canícula veraniega es más improbable que haya precipitaciones (y son de temer las tormentas por si van acompañadas de pedrisco), con el agravante de que el calor acelera la evaporación y acentuará el problema.
Hay muchas comarcas de la Comunitat Valenciana en las que ha llovido menos de cien litros por metro cuadrado en los últimos diez u once meses, periodo que abarca las dos épocas en las que es más factible que se presenten las lluvias aquí: otoño y primavera. En muchos sitios del norte de la provincia de Valencia no se ha registrado una precipitación 'seria' desde finales de agosto. Se contabilizan cantidades de entre 70 y 90 litros por metro cuadrado, pero si se descuenta de esas cifras las lloviznas de menos de 10 litros, que agrícolamente no se pueden considerar efectivas si caen aisladas, porque no llegan a empapar lo más superficial del suelo, todo se puede reducir a menos de 50 litros efectivos en 10 meses. Algo realmente muy extraordinario y perturbador. Como se está viendo en el campo.
La Unió de Llauradors ha avanzado que la pérdida es total, del cien por cien, en los cereales de las comarcas del interior de Alicante, Castellón y Valencia. Las siembras de trigo y cebada no han podido crecer. Aunque lloviera ahora mismo, ya no serviría de nada. Está perdido. Aún valdría para el viñedo, que, de no remediarlo, sufrirá serias pérdidas de cosecha y verá morir muchas cepas. Igual que en el olivar, ahora en floración. Y en almendros ya se está viendo. Mueren millares de árboles y otros no podrán llevar a término su cosecha. Sólo resisten los que tienen riego o pueden chupar de alguna acequia próxima.