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Sara Herrero, con una tortuga en el marjal
La marjal de La Safor, en jaque por las tortugas abandonadas

La marjal de La Safor, en jaque por las tortugas abandonadas

La especie invasora ha comenzado a reproducirse y a desplazar a los animales autóctonos

Daniel Guindo

Martes, 21 de octubre 2014, 22:02

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La marjal de La Safor es una de las zonas húmedas litorales de agua dulce mejor conservadas de la Comunitat, sobre todo por la abundancia y la calidad del agua de la que se surte. Gracias a ello, acoge a un buen número de animales endémicos como el pez samaruc que, a su vez, resultan fundamentales para, por ejemplo, la alimentación de las aves acuáticas. Este espacio protegido, incluso, alberga vegetación en peligro de extinción, como una planta acuática denominada 'utricularia australis'. Sin embargo, una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, la tortuga conocida como de orejas rojas o galápago de Florida, está poniendo en jaque a este importante ecosistema valenciano. La tortuga más comercializada de la historia, también conocida como jicotea elegante, ha comenzado a reproducirse ya en este espacio natural, por lo que amenaza la supervivencia de especies autóctonas que, al no poder enfrentarse a este voraz invasor, se ven obligadas a abandonar el ecosistema.

Todo ello lo ha puesto de manifiesto el proyecto LIVE+Trachemys, impulsado por la Generalitat y cofinanciado por la Comisión Europea, y especialmente un estudio elaborado por una estudiante del campus de Gandia de la Universitat Politècnica de Valencia como trabajo final del Máster en Evaluación y Seguimiento Ambiental de Ecosistemas Marinos y Costeros

La población de tortugas de esta especie en la Safor está formada "por animales maduros sexualmente, pero que todavía no han alcanzado su tamaño máximo. La presencia de neonatos en las capturas indica que la especie se está reproduciendo de forma constante y con éxito en todas las masas de agua estudiadas" concreta Sara Herrero, la estudiante que ha participado en el estudio. Precisamente este éxito reproductivo es el que amenaza a las especies autóctonas de tortugas de la zona. "Se ha comprobado que ante la simple presencia de 'trachemys scripta' (nombre científico de la tortuga invasora) el galápago europeo abandona los ecosistemas, no se enfrentan a ellas; por este motivo es imprescindible retirar las especies invasoras y ofrecer una oportunidad de supervivencia a las autóctonas", advierte la titulada.

Para Sara Herrero, se trata de un "problema muy grave" que, además, cuenta con una doble vertiente. "El abandono de mascotas, sean de la especie que sean, es un acto cruel e ilegal que resulta potencialmente peligroso para ecosistemas enteros, como en este caso. La gente cree que libera a su galápago, pero lo que está haciendo es alterar un ecosistema muy delicado", lamenta.

En su trabajo, la estudiante ha analizado tres artes de captura: nasas (redes de captura), trampas flotantes de cebo y trampas flotantes de soleamiento (donde las especies toman el sol). Según los resultados obtenidos, las nasas impiden que las capturas escapen, pero presentan el mayor grado de mortandad, por lo que hay que revisarlas frecuentemente; las trampas flotantes de cebo presentan un "gran éxito" con hembras adultas, mientras que las trampas flotantes de soleamiento presentan "más éxito" en los ejemplares jóvenes.

La investigadora recomienda el uso combinado de los tres tipos de trampas en la zonas en las que se haya constatado la reproducción de esta especie, "pues así se retiran tanto animales adultos como juveniles, que aún no han tenido tiempo de reproducirse y, en consecuencia, la disminución de la población es más drástica", resume.

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