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La exconsellera de Turismo Milagrosa Martínez, ayer.
Martínez dice ahora que siguió la directriz política de Camps para adjudicar Fitur

Martínez dice ahora que siguió la directriz política de Camps para adjudicar Fitur

La exconsellera de Turismo alega que no sabía ni qué era la feria investigada y asegura que el reloj que el juez cree que le regaló la trama era una imitación comprada en un viaje

M. HORTELANO

Miércoles, 23 de septiembre 2015, 00:14

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valencia. La exconsellera de Turismo Milagrosa Martínez despejó ayer balones sobre su participación en las adjudicaciones de Fitur que la han llevado hasta el banquillo y desvió la responsabilidad política a su superior, el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps. Martínez dice ahora que, si bien no amañó contratos para entregarlos a la trama Gürtel, todo lo que firmó lo hizo para seguir las «directrices políticas» de quien entonces dirigía la Generalitat. Y a partir de ahí comenzó su relato realista de cómo una alcaldesa de Turismo que ni siquiera sabía qué era Fitur ha acabado sentada en el banquillo acusada de delitos de prevaricación, malversación y cohecho, por los que Anticorrupción solicita para ella la friolera de 11 años de cárcel y 34 de inhabilitación.

Milagrosa Martínez desconocía casi todo. De hecho, por no tener, no tenía ni idea de Turismo, y así se lo reconoció a Camps cuando le encomendó la labor de capitanear la conselleria de ese área. «¿Tú sabes lo que has hecho? Yo de Turismo... no sé», le dijo. Una confesión que molestó al expresidente, que había confiado en la alcaldesa para «mejorar la imagen de la Comunitat». Y ya se sabe, a un presidente, no se le puede decir que no, vino a reconocer a preguntas de Anticorrupción. Tal era su desconocimiento que se encomendó a uno de los altos cargos de entonces para que le guiara en el camino del sol y playa y de las marcas turísticas. También se sirvió de la ayuda de «un chico de pelo largo» que le prestó su abanico para luchar contra el calor de la conselleria. «Pensé que todos querían acabar conmigo porque no había aire acondicionado y yo soy de sudar. No sabía por donde soplar», dijo en la instrucción. Una declaración en la que en su día, no responsabilizó a nadie más que a los técnicos de cualquier anomalía.

Pero ayer elevó el tiro hacia el expresidente Camps, para seguir la cadena que hasta ahora se ha producido. Los técnicos culpan al jefe de gabinete, éste a la consellera y la consellera al presidente, que no es uno de los acusados en el juicio ni declaró como testigo en el proceso, aunque sí lo hará ahora a propuesta de la defensa de Rafael Betoret.

Martínez declaró ayer ante el juez durante más de seis horas, aunque sólo tuvo tiempo de responder a las preguntas de la Fiscalía. «Yo nunca he intervenido en la redacción de ningún pliego», porque para eso estaban los técnicos. Eso sí, reconoce que aplicaba las instrucciones de «las directrices políticas» que le daba el presidente de la Generalitat, Francisco Camps. De la trama Gürtel, por supuesto, tampoco sabía nada, a pesar de que el juez, en su auto de procesamiento da por probado que fue beneficiaria de obsequios «en agradecimiento a las adjudicaciones concedidas en 2005 y para que fueran tenidos en cuenta en el futuro». En concreto, de un reloj Hublot por importe de 2.400 euros que le habría entregado el responsable de Orange Market, Álvaro Pérez. Pero de ese reloj al que 'El Bigotes' hace referencia en una conversación telefónica, Martínez tampoco sabe nada. Eso, a pesar de que existen incluso unas fotografías que ayer le fueron enseñadas en el juicio en las que aparece luciendo una pieza de la misma marca durante un pleno de Les Corts. Para acabar con el relato, Milagrosa Martínez negó la mayor y argumentó que en ningún caso recibió reloj alguno. De hecho, el de las instantáneas era «de imitación» comprado en uno de sus viajes, en los que acostumbra a adquirir falsificaciones, como ayer reconoció en la sala. Aunque en la instrucción, lo cierto es que no ofreció esta versión, sino que negó la veracidad de las conversaciones. «Menos mal que no dijeron que me habían regalado un barco o un avión», sentenció en su momento.

En las conversaciones que le fueron interceptadas a Pérez, le contaba a otro de los cabecillas de la trama, el gerente de Orange Market, Cándido Herrero, que tenía que comprar otro reloj para la nueva consellera. «Se lo compré a la hija de puta de La Perla...», decía. Ese es, precisamente el apodo por el que se conocía en los círculos políticos a Milagrosa martínez, aunque ayer negó ese apodo. «A mí se me conoce por Mila», explicó.

Ya por la tarde, a preguntas de las defensas, Martínez trató de rectificar y explicó que nunca Camps ni terceras personas le indicaron que hubiese que adjudicar forzosamente concursos a Orange Market.Sí reconoció que fue ella, junto a la exsubsecretaria Isabel Villalonga, quien tomó la decisión de modificar el concurso para el expositor de la Generalitat en la feria de turismo Fitur de 2005, unificando la licitación del diseño y la construcción. «La subsecretaria me explicó que adjudicar el diseño a dedo no era adecuado y que, de las opciones posibles, por cuestión de plazos y conveniencia, la mejor opción era el concurso conjunto. Yo fui quien tomó la decisión, en base a los pros y los contras que (Villalonga) me explicó», añadió.

El viernes se retomará el juicio con el final de su declaración y el inicio de la de la exconsellera Angélica Such.

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