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La actividad agraria absorbe  el CO2 que emite el transporte

La actividad agraria absorbe el CO2 que emite el transporte

Domingo Iglesias y Vicente Tejedo calculan que el conjunto de los cultivos de la Comunitat capturan 7,6 millones de toneladas de dióxido de carbono al año

VICENTE LLADRÓ

Lunes, 19 de diciembre 2016, 00:21

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Un trabajo de investigación realizado por Domingo Iglesias Fuente (doctor en biología) y Vicente Tejedo Tormo (doctor ingeniero agrónomo), funcionarios de la Conselleria de Agricultura, concluye que la actividad agraria en la Comunitat Valenciana tiene un gran papel medioambiental puesto que absorbe casi todo el CO2 que emiten los transportes en la región.

Según los resultados de este intenso estudio, el conjunto de los cultivos leñosos y herbáceos más representativos de la Comunitat Valenciana fijaron 7,6 millones de toneladas de C02 en 2014, último año sobre el que se han realizado estos cálculos. En el otro lado, las emisiones difusas de todas las actividades de transporte en la Comunitat alcanzan en el mismo ejercicio 7,98 millones de toneladas.

Por tanto, los cultivos valencianos fijan casi todas las emisiones de dicho gas provenientes del transporte; en concreto el 95% de las mismas.

Teniendo en cuenta el total de las emisiones difusas de C02 contabilizadas, que alcanzaron 25,69 millones de toneladas (exactamente 25.695,95 kilotoneladas) en 2014, las 7,6 millones de toneladas absorbidas por los principales cultivos agrícolas representan el 29,6%.

Los investigadores concluyen que estos datos «vienen a demostrar la importancia medioambiental de la agricultura valenciana en la lucha ante el cambio climático». Y se trata además de datos especialmente relevantes para determinar la importancia real de la actividad agraria frente a otros planteamientos que intentan a menudo señalar supuestas contribuciones negativas. Incluso en ocasiones se llega a demonizar a la agricultura como emisora de CO2, cosa que este estudio rechaza de plano. No sólo no es emisora neta, sino que contribuye muy eficazmente a capturar y retener emisiones de las demás actividades económicas y humanas que sí lo son.

En general fija la agricultura el 29,6% del total, y, por similitud de magnitudes, lo que absorbe representa casi lo que emite el transporte, que, como es lógico, constituye la principal actividad emisora de CO2, por su imprescindible combustión de derivados del petróleo.

Iglesias (Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, IVIA) y Tejedo (Servicio de Transferencia de Tecnología) refieren en su trabajo los cálculos sobre el total de emisiones difusas en la Comunitat Valenciana desde 1990, año en el que sólo fueron 17 millones de toneladas. El récord se alcanzó en 2008 con 32,61 millones y el segundo valor más alto fue el de 2004 con 30,9 millones. Desde 2008 se registra una paulatina caída, hasta los 25.69 millones de 2014, fruto del parcial descenso de actividad en la industrial y el transportes por la crisis y seguramente también por las medidas emprendidas para ir reduciendo el empleo de fuentes de energía fósil.

La actividad agraria es responsable directa del 5,6% de las emisiones difusas, lo que supone 1,43 millones de toneladas, tan sólo el 18% de los 7,6 millones de toneladas que captura. Y hay que tener en cuenta que en el cálculo de las emisiones agrarias se ha contabilizado lo que corresponde a la ganadería y gestión de estiércoles, no sólo lo que corresponde a fertilizantes, quemas de residuos agrícolas o emisiones de tractores, que sería lo directamente relacionado con los cultivos.

Las plantaciones de cítricos son, por su extensión mayoritaria, las que más C02 capturan en el campo valenciano: 4,1 millones de toneladas, lo que significa el 54% de toda la absorción de C02 en el sector agrícola. También son los cítricos los segundos que más cantidad fijan por unidad de superficie, a razón de 25 toneladas por hectárea. Igual que la alfalfa, aunque en este caso es minoritaria su implantación: 3.738 hectáreas frente a 164.843 de cítricos.

Sin embargo, el cultivo más intensivo en fijación de C02 es el de melocotones, con 30,71 toneladas por hectárea. El resto de cultivos oscilan entre las 22,81 toneladas del albaricoquero o las 22,70 de la alcachofa hasta las porciones más bajas de 6,86 en arroz, 6,59 del olivar, 6,30 en almendros y 6,26 del viñedo, según cálculos realizados por el IVIA, el CEAM y departamentos agrícolas de La Rioja, Aragón y Murcia.

Así pues, si en el reparto general de obligaciones respecto a las emisiones de C02 se imponen restricciones y cargas fiscales, también será cuestión de tener en cuenta por el lado de las ventajas a quienes, como demuestra este estudio sobre el caso de la agricultura valenciana, contribuyen a minimizar dicho potencial problema, que hoy en día está en las agendas de máximas prioridades medioambientales y políticas.

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