Modificar el clima para obtener mejor cosecha
El método fue instalado contra heladas pero se ha revelado también muy eficaz para rebajar el fuerte calor de algunos días de verano
VICENTE LLADRÓ
Lunes, 12 de diciembre 2016, 00:42
Vicente Clérigues es un joven agricultor de La Ribera que plantó una finca de aguacates para diversificar sus producciones y así tratar de escapar de la tradicional aglomeración citrícola. Eligió para ello una zona tradicionalmente de buen clima en la que antes hubo naranjos, y de ahí que se contara con información de años sobre el favorable comportamiento del lugar frente a esas heladas ocasionales que suelen presentarse algún invierno.
No obstante, como el aguacate es un árbol tropical, y por tanto más sensible aún al frío intenso, pensó en instalar algún sistema de protección antiheladas. Pero las torres con hélices son caras, y más aún cubrir el campo con mallas.
Estaba barajando todo ello cuando tuvo conocimiento de la existencia de un sistema de microaspersión que se llama precisamente 'Control Heladas' y cuyo promotor es Carlos Arenes, técnico de la cercana población de Carlet.
Este sistema se basa en el principio de aprovechar el calor latente del agua que desprende para pasar de líquido a sólido. Consiste en generar una especie de lluvia artificial con bajo caudal y a baja presión. Los árboles o plantas se cubren de una fina película de agua que se convierte en hielo y aísla las hojas y los frutos como si se tratara de un 'iglú'. Dentro, la temperatura no estará más baja de cero grados, aunque fuera haya varios grados menos.
El secreto para conseguir un buen efecto consiste en poner en marcha la microaspersión antes de que se llegue a cero grados (en días de amenaza de helada, a primeras horas de la noche), y no pararla hasta que se haya derretido todo el hielo (a veces hasta bien avanzada la mañana siguiente). De este modo se garantiza plena eficacia, que además hemos podido comprobar en días de heladas. Por el contrario, y a diferencia de otros sistemas de aspersión, si ésta se parara antes de hora, podría haber daños severos.
Sin embargo, tras instalar Clérigues la microaspersión, no ha tenido ocasión, afortunadamente, de comprobar los resultados ante el frío, pero, por contra, se ha encontrado con la agradable sorpresa de que el método sirve con igual eficacia para superar golpes de calor, rebajando las altas temperaturas de algunos días del verano y creando un ambiente de humedad cuando el poniente lo deja todo más que reseco.
La modificación del clima que propicia el correcto empleo de la microaspersión de Arenes ya venía demostrando de sobra que salva cosechas ante una helada; ahora ha evidenciado que también puede contribuir a mejorar los rendimiento de producción de forma notable.
Clérigues tuvo en años precedentes adversas experiencias de mala fructificación en sus aguacates por culpa de fuertes y persistentes situaciones de poniente. El ambiente reseco con altísimas temperaturas malograron muchas producciones y su caso no fue ajeno a la situación general. Pero el verano pasado comprobó que cuando los termómetros se acercaban o superaban los 40 grados (siete u ocho días en total), con la microaspersión en marcha se bajaba a entre 25 y 27. Esa temperatura, junto a la humedad durante horas (sin encharcamientos), generaban un ambiente propiamente tropical que se ha notado en un vigor vegatativo y un aumento de cosecha que casi dobla a lo que se puede ver en la zona de la finca donde aún no se instaló el sistema. Tanto Arenes como Clérigues están convencidos de que habría que experimentar más con estos procedimientos, que pueden ser igualmente muy positivos en otros cultivos, incluso para evitar probelamas de agrietados y 'clareta' que tanto se están prodigando en variedades de naranjas y mandarinas.