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El Valencia Basket, a un paso de la gloria

El Valencia Basket, a un paso de la gloria

Los taronja saben sufrir ante un Unicaja que sube el listón físico y tratarán de resolver la final el viernes en el Carpena

JUAN CARLOS VILLENA

Miércoles, 29 de marzo 2017, 00:38

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valencia. Bojan Dubljevic encajó el golpe de no recibir su merecido galardón de MVP de la Eurocup un día antes de la final. El cuartofinalista Shved, un magnífico jugador pero que no pudo liderar a su equipo en el partido decisivo de los cuartos, presenció ayer por el televisor cómo el montenegrino se levantó desde una de las esquinas, a 30 segundos para acabar el primer episodio de la final, para certificar con un triple el 1-0 para el Valencia Basket. Con la Fonteta enardecida con un 68-62 que amarraba el primer punto, Dubljevic liberó tensiones. Los brazos al viento, los puños cerrados. Le acompañó Juan Roig en la liturgia. Los deportistas hablan en la pista. El pívot de Niksic lideró a su equipo en el momento más caliente para poner el doble premio, el cuarto título y el billete para la Euroliga a un paso y dar a su vez el primer golpe para llevarse el MVP de la final. El que importa. El que nadie le podrá quitar si el Valencia Basket levanta el trofeo de campeón. Shved lo verá por la tele.

Evidentemente, los taronja no ganaron el partido tan sólo por Dubljevic. No es el ADN del equipo de Pedro Martínez depender de un jugador. Joan Sastre levantó el pulso en los momentos donde el Unicaja apretó los dientes en el primer tiempo, Thomas fue de menos a más para fajarse en la pintura y Oriola puso el plus físico, y de corazón, para decantar la balanza en el momento límite del encuentro. El partido, por cierto, fue un homenaje para el baloncesto español. Se suele valorar siempre más lo de fuera que lo de casa, pero es muy complicado encontrar un nivel de baloncesto táctico y de fuerza al nivel que exhibieron valencianos y malagueños ante los millonarios equipos rusos. Aunque Joan Plaza, hace bien, expresó que la final se merece un tercer partido... el Valencia Basket viajará mañana a Málaga para intentar certificar el título en el Carpena. Cuando un rival se tambalea... hay que tumbarlo. No pensar en lo bonito que sería la fiesta en la Fonteta. Ese sería el camino más corto para acabar perdidos por el camino.

La batalla psicológica de la primera parte se la llevaron los taronja, puesto que el palmeo en el último segundo de Dubljevic que puso el 35-35 al descanso, además de activar de forma definitiva a una grada que no mostró la temperatura de la caldera de los terceros partidos ante el Khimki y el Hapoel permitió equilibrar una balanza que el buen trabajo del Unicaja había puesto de su lado. El gesto de los jugadores de Plaza, y del propio técnico, fueron en ese momento el espejo del alma. La valiente puesta en escena del conjunto andaluz, que le sirvió para poner en dos ocasiones una máxima renta de diez y otra de nueve, no le sirvió para aumentar los nervios de su rival al inicio del tercer cuarto. La segunda parte, gracias a un Valencia Basket que supo sufrir, se encaró con el contador a cero.

Los dos entrenadores comenzaron el duelo con algunas variantes con respecto al duelo de la Liga Endesa del sábado. Plaza dejó en el banquillo a Fogg para poner a Alberto Díaz a presionar a Van Rossom. Le salió bien la jugada, puesto que el belga nunca pudo imponer el ritmo de partido que más le interesaba a su equipo. Con la versión más caliente de Nedovic (el serbio jugó con dolor) llegó la máxima renta de Unicaja (7-17). Joan Sastre dio un paso al frente. El primero, puesto que no fue el último. Si los valencianos se levantaron de la lona en todas las ocasiones en las que la besó en la primera parte fue gracias al mallorquín. Su primer arreón, con dos triples y un robo más asistencia a Sikma, permitió al Valencia Basket meter presión con un parcial de 8-0 (15-17). La segunda vez que dio ese paso al frente, su equipo perdía 26-35 tras un parcial de 6-15 en el inicio del segundo cuarto. Otro triple del escolta y una canasta más falta que vio todo el mundo... menos Lamonica llevó el final de la primera parte al palmeo de Dubljevic.

El Unicaja calcó su patrón de juego en los primeros minutos del tercer cuarto, apretando en defensa a Van Rossom y anotando de la mano de Brooks (35-39). La gran diferencia con la primera parte es que el Valencia Basket ya no dejó que su rival se pusiera con una renta que rozara la decena. A los taronja les faltó en ese tramo de partido culminar la remontada, que siempre se quedó a un paso para desesperación de la grada. Ese sufrimiento, el de volver a defender con la sensación de que era imposible romper la tapa, es el que saltó por los aires cuando Sato anotó un triple a un minuto del final de cuarto para poner el 47-46. Era la primera ocasión, desde el 1-0 inicial que puso Sikma con un tiro libre, en el que lideraban el marcador. Otro golpe psicológico para un Unicaja justo de fuerzas.

El Valencia Basket aprovechó ese momento para poner tierra de por medio con un parcial que estiró hasta un 10-2, desde el 40-44 al 50-46 que puso Thomas. Los malagueños, ni mucho menos, arrojaron la toalla. Okouo puso el empate (50-50)... pero apareció Oriola. El de Tàrrega, con dos acciones de raza y dos rebotes, levantó al público de sus asientos. A la gente y a su equipo. Esa ventaja ya sería definitiva (60-52), puesto que aunque el Unicaja lo intentó el Valencia Basket apretó los dientes para no dejar escapar la oportunidad de poner el 1-0 en la serie. Dubljevic, además de los dientes, apretó los puños. Esos que levantó al cielo. El del verdadero MVP.

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