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Inundación del Ebro en el delta.
Cataluña aprueba el inicio de las obras para llevar agua del Ebro a Barcelona

Cataluña aprueba el inicio de las obras para llevar agua del Ebro a Barcelona

La Plataforma en Defensa de l'Ebre acusa al Govern de preparar un «trasvase encubierto» que durante años se ha negado a la Comunitat

J. SANCHIS

Sábado, 4 de marzo 2017, 22:00

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La Generalitat catalana ha aprobado lo que la Plataforma en Defensa de l'Ebre (PDE) ha calificado como trasvase encubierto para llevar agua del Ebro a Barcelona a través del río Segre. La iniciativa del Ejecutivo catalán ha provocado la indignación de las entidades conservacionistas que ven como se cumplen las denuncias que han ido repitiendo durante los últimos años.

Una treintena de municipios catalanes de las comarcas de Segarra, l'Urgell, la Conca de Barberà y l'Anoia se conectarán con el canal Segarra-Garrigues. Con estas obras el Ebro, y a través del Segre, su principal afluente, y de las comarcas de l'Anoia y la Conca de Barberá, el principal río de España estará conectado con la red de agua que abastece Barcelona de forma que si fuera necesario, como ocurrió hace unos años, se podrían enviar los 72 hectómetros cúbicos que se habían previsto en el Plan Hidrológico Nacional de 2001 en el caso de que se hiciera el trasvase

Al menos este es el parecer de Manuel Tomás, uno de los portavoces de la PDE para quien el acuerdo alcanzado por la Generalitat con los municipios no es más que un trasvase disimulado. «Saben que no pueden coger agua del Delta, sería un escándalo, y poco a poco han ido tejiendo una red de tuberías para llevar agua del Ebro a Barcelona de una forma más discreta, aseguró.

Tomás añadió que el canal Segarrra-Garrigues, del que saldrá el agua para abastecer con las nuevas obras a 45.0000 habitantes, según la Generalitat catalana, está sobredimensionado y sobra agua «porque no hay agricultores que la demanden. La intención de su construcción es otra bien diferente».

Para Tomás todo va a estar listo para «pinchar» un embalse, el nuevo de Albagés, para llevar el agua a la capital catalana. «Que curioso que la capacidad de almacenamiento de esta presa sea prácticamente la del agua que necesita Barcelona en caso de sequía», manifestó Tomás.

La presa de Albagés, con la que terminará el canal Segarra-Garrigues, tiene una capacidad cercana a los 80 hectómetros cúbicos, frente a los 72 que prometía a Barcelona el Plan Hidrológico Nacional, y entrará en funcionamiento a partir del año próximo.

El objetivo del ejecutivo catalán es que las obras de conexión del Canal Segarrra-Garrigues con las comarca de Urgell, Anoia, Conca de Barberá y Segarra comiencen este mismo año. El proyecto prevé utilizar una parte de la red de canalizaciones existentes, que son propiedad del Consell Comarcal de la Segarra, y construir hasta 122 kilómetros de tuberías, siete estaciones bombeo y tres depósitos. Se prevé que la nueva red esté terminada en tres años con una inversión total de más de 21 millones de euros.

Agua para la Comunitat

De esta forma, y según la PDE, Barcelona podría contar en el futuro con el agua del Ebro que se le niega a la Comunitat Valenciana, pese a que los regantes valencianos continúan reivindicando esta infraestructura como única solución al déficit hídrico que sufren Valencia y Alicante fundamentalmente.

El agua del Ebro se hace más necesaria para los regantes de la Comunitat ante la práctica paralización del Júcar-Vinalopó. Además, el trasvase Tajo-Segura genera continuamente problemas ante la actitud beligerante de Castilla-La Mancha que recurre cualquier transferencia que sea aprobada.

A todo ello se une la infrautilización de las desalinizadoras por sus elevados costes. No encuentran clientes. Tan sólo la de Torrevieja está ahora funcionando al 25% ante la grave situación de sequía del sur de Alicante. Pero el precio que los agricultores están pagando por estos recursos está subvencionado gracias al decreto que declara la zona como afectada por la sequía.

Es decir, tras el fracaso del Programa Agua, diseñado por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, que hasta ahora prácticamente no ha aportado nuevos recursos a las zonas más necesitadas, la llegada de recursos foráneos es tan necesaria ahora como cuando se proyectó el Plan Hidrológico Nacional en 2001.

El futuro 'trasvase'

El eje central de la política hídrica del ejecutivo catalán es el canal Segarra-Garrigues, una obra incluida en el PHN de 2001 y que la Generalitat catalana retomó.

Con esta infraestructura se pretendía llevar agua desde el embalse de Rialb, en la cabecera del Segre, principal afluente del Ebro, por las comarcas leridanas faltas de recursos.

Tiene un recorrido de 85 kilómetros y pasará por todas las comarcas de la plana de Lleida: la Noguera, la Segarra, el Pla d'Urgell, Urgell, el Segrià i les Garrigues. El proyecto beneficiaría a unos 17.000 regantes con una inversión que ronda los 1.521 millones de euros.

No es la primera ocasión en la que Cataluña intenta llevar agua del Ebro a Barcelona. Ya lo probó durante la sequía que asoló España en la primera década de este siglo. Entonces la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), entidad dependiente de la Generalitat, redactó un proyecto para la construcción de una desalinizadora en Cunit (Tarragona). Una vez que estuviera concluida (a partir de 2011), el trasvase del Ebro a Barcelona sería posible. Al final el proyecto se desechó.

La nueva desalinizadora supondría de hecho, que no de derecho, la interconexión de la cuenca del río Ebro con el sistema Ter-Llobregat, que abastece Barcelona y su área metropolitana.

Pero, además, hay que tener en cuenta que ya existe un trasvase del Ebro en funcionamiento en el interior de Cataluña. Es el canal Xerta-Sénia que riega las tierras del sur de Tarragona y que, según la Plataforma en Defensa de l'Ebre, permitirá en un futuro conectar el río con la Comunitat «también a la chita callando».

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