«Cualquier otro día nos hubiese matado a tres o cuatro»
Los trabajadores de la central eléctrica muestran su asombro por el deslizamiento de la ladera y no saben cuándo regresarán
J. M. O.
Miércoles, 8 de abril 2015, 00:21
La mayoría de los operarios de la central hidroeléctrica de Cortes de Pallás ni siquiera percibió el enorme estruendo y el temblor de tierra que sintieron algunos vecinos del municipio, cuyas viviendas se encuentran a cientos de metros de distancia. Además, tampoco saben cuándo volverán a trabajar. «Son unas vacaciones adelantadas», bromeaba ayer uno de ellos.
Isabel tenía un rostro más serio. Su hijo se encontraba en la instalación durante el derrumbe, al que no es capaz de acercarse. «Lo he visto en fotos, pero no puedo ir», asegura. «Me asusté mucho. Lo llamé al móvil y no me lo cogió. Luego le mandé un Whatsapp, pero tampoco respondió. Normalmente no lo llamo porque no puede descolgar el teléfono, pero tras una segunda llamada, por fin contestó. No se había enterado de nada».
«¿Alexis, dónde estás?», preguntó atemorizada. «¿Qué ocurre mamá? ¿Por qué me llamas?», fue la sorprendente réplica que encontró. No podía imaginar que dentro no sabían lo que acababa de suceder. «Entonces le conté que, al desprendimiento del domingo, se había sumado otro mayor hacía sólo unos minutos», comentaba Isabel con dificultad. «Fue en ese instante cuando me dijo que llegaba hasta él gente corriendo y que me tenía que colgar». Esta vecina de Cortes, también indicó que los únicos «que supieron que algo había sucedido fueron los que estaban abajo, ya que empezaron a fallar las luces y vieron como entraba algo de polvo de los escombros».
A las 19 horas se producen los cambios de turno en la central. Es decir, que poco antes del derrumbe más de un centenar de operarios abandonó las instalaciones dando paso a otros tantos empleados, que trabajarían toda la noche. Sin embargo, salieron antes de lo esperado y por trampillas habilitadas para situaciones de urgencia.
Los trabajadores, tanto de la propia Iberdrola como de empresas subcontratadas, estuvieron alrededor de cuatro horas esperando hasta que lograron sacarlos a todos del recinto. El último en ser evacuado abandonó la instalación pasadas las doce de la noche. Entonces, aún faltaba hacer un recuento definitivo para asegurarse de que estaban todos. Hasta que no finalizó, nadie en Cortes pudo dormir tranquilo. «Medio pueblo trabaja en la central, y el resto tiene a algún familiar dentro», destacaron varios vecinos.
Algunos trabajadores acudieron ayer al municipio a la reunión vespertina de Iberdrola y sólo hablaban del suceso. Incluso lo vieron en la televisión. «¿Cuántas veces hemos pasado tú, yo o nuestras mujeres por ahí? Si hubiera sido cualquier otro día, las piedras nos hubieran matado a tres o cuatro».