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La decadencia del Centro Príncipe Felipe

La decadencia del Centro Príncipe Felipe

Despidos, supresión de investigaciones, cambios de dirección y ceses marcan la trayectoria de la institución

LAURA GARCÉS

Domingo, 23 de noviembre 2014, 09:05

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Valencia. El falso techo de la cafetería del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) se derrumbó el pasado fin de semana. La estancia quedó inhabilitada y días después otras dos salas del área de administración se cerraron «por precaución». Este hecho sucedía en el instituto que abrió sus puertas en 2005 para ser centro de referencia en la actividad científica valenciana. Eran tiempos en los que la investigación apuntaba alto en la Comunitat. Pero los acontecimientos cambiaron de rumbo y colocaron al centro en un camino distinto, le abocaron a momentos de decadencia en gran parte determinada por la caída de la aportación de dinero público.

En el año 2008 el CIPF contaba con un inyección económica de la Generalitat de 9,7 millones de euros. Esa cantidad fue menguado hasta descender a los 4,4 millones con los que ha afrontado 2014. Y todo apunta a que nada va a cambiar en los próximos meses. Esta misma semana, el conseller Manuel Llombart ha señalado que para el próximo ejercicio la previsión económica seguirá siendo de 4,4 millones, igual que en 2012.

Dimisión de la cúpula y ERE

La rebaja empezó a constatarse en 2009. Pero fue en 2011 cuando sufrió un duro revés. La cúpula directiva presentó la dimisión empujada por la supresión de ayudas por parte del ministerio. La rebaja se llevó consigo al director científico, Carlos Simón, Premio Rey Jaime I de Investigación de ese mismo año. Pero Simón no se fue solo. Con él dejaba el centro el puntero programa sobre células madre que había sido bandera del CIPF en el ámbito de la medicina regenerativa.

Y no acabó todo ahí. Ese mismo año todavía llegaron momentos más difíciles. El centro se vio afectado por un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que acabó con un centenar de puestos de trabajo. Las instalaciones del instituto científico se convirtieron en escenario de constantes protestas que no consiguieron evitar el proceso.

Los representantes de los trabajadores afectados pusieron el acento en que la pérdida de una decena de líneas de investigación a las que se vio abocado el centro condenaba a despedirse también de 3,5 millones de euros asociados a los ensayos que desaparecían. También denunciaron que la pérdida de empleos ponía en riesgo el animalario. La situación llevó a que poco después de los despidos algunos de los investigadores afectados denunciaran que la «mala gestión» durante la época en la que había sido director Rubén Moreno condujo al ERE.

Una vez cerrado el proceso del Expediente de Regulación de Empleo, el centro tuvo que afrontar una reconversión, comenzar otra etapa. Se diseñó un plan de viabilidad, aprobado en abril de 2012, que permitiera salir al paso de la situación y que la administración autonómica admitió. Desde la Conselleria de Sanidad llegaron a hablar de «reorganización obligada porque si no el CIPF se hubiera caído».

El programa incluía acudir a la financiación privada para que los fondos no procedieran exclusivamente de subvenciones de las organizaciones públicas. También se consideraba la conveniencia de rentabilizar los recursos e instalaciones disponibles, que llevó a plantear el alquiler de las salas blancas para darles uso. El mismo año en que se aprobó el plan estratégico que trabajaba por ampliar la actividad del centro se anunció que las instalaciones acogerían un banco de tejidos. Este compromiso, anunciado en diciembre de 2012 se mantuvo unos meses. Sanidad lo aparcó.

No todo han sido problemas de financiación. El accidentado camino recorrido se encontró en enero de 2013 con un nuevo acontecimiento. La organización del centro afrontó otro cambio directivo: la destitución de la directora que había presentado el plan de viabilidad, Rosa Valenzuela. ¿Se imponía recomenzar de nuevo?

La sucedió Isabel Muñoz, actual directora, quien el pasado verano señalaba a LAS PROVINCIAS que había mejorado el número de proyectos de investigación gracias a la colaboración público privada. También mencionó la importancia de las donaciones para la ciencia. Este año han vendido una finca rústica que recibieron en herencia.

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