Fuego contra la crisis
La reducción del IVA a los monumentos, la mejoría económica prevista y la candidatura a Patrimonio de la Humanidad, claves para la fiesta en 2015
PPLL
Jueves, 20 de marzo 2014, 13:06
Valencia. El Moisés de Manolo García envuelto en llamas en la plaza del Ayuntamiento tras unos bellos efectos de color del pirotécnico Vicente Caballer fue lo último que se vio anoche de las Fallas de 2014, al margen de las que esperaron a la madrugada a la asistencia de los bomberos. Un minuto después de la una de la madrugada la fallera mayor de Valencia, Carmen Sancho, dio la orden de que comenzara la mascletà, lo que sorprendió a muchos por pensar que era una confusión, nada mas lejos de la realidad porque Vicente Caballer disparó un auténtico castillo en apenas cinco minutos. Después llegó una de las más brillantes cremàs que se recuerdan por luces, efectos de color y hasta bengalas que salían de la cabeza del Moisés, que ardió a gran temperatura al ser todode vareta.
Carmen Sancho y Claudia Villodre culminaron de esta manera un reinado brillante como falleras mayores de Valencia, en un año sacudido por los recortes, el tijeretazo del aumento del IVA y la incertidumbre en el sector turístico por el calendario perjudicial. Así las cosas, sólo cabe mejorar.
Dos noticias en la recta final de las Fallas han servido para dar esperanza al ejercicio de 2015, que ha pasado de una incertidumbre gris y seria a una cierta esperanza. La primera, la vuelta a la normalidad en el asunto del IVA, al rectificar el Ministerio de Hacienda la subida del 21% y dejarlo en el 10% tras las gestiones de la alcaldesa Rita Barberá.
Se acaba así con un periodo convulso, corto por fortuna, donde el Gremio de Artistas Falleros temía incluso por el cierre de talleres. Los nueve millones de euros que han costado las fallas de este año apenas se han notado en la calle, con monumentos donde se ha apostado por la altura y el riesgo debido a la escasez de bajos y escenas. El recorte en el 11% del coste de la falla se ha notado ahí precisamente. De todos modos, se han visto propuestas interesantes en un concurso más abierto que nunca en la sección Especial.
La segunda de las noticias que confiere algo más que esperanza para el próximo año es la candidatura de las Fallas para que sean declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, algo que decidirá la Unesco en noviembre de 2015. El ayuntamiento lo intentó en 2012 pero quedó fuera de la selección.
Ahora debe ser el turno de las fiestas josefinas, por lo que mañana mismo se entregará al Ministerio de Cultura toda la documentación actualizada de la propuesta, donde el consistorio se compromete a dotar de apoyo financiero y de difusión las Fallas, algo que ya hace pero que debe poner en un papel. Las subvenciones al monumento, la iluminación y otras actividades no se reducirán, al contrario, la voluntad es que sigan igual.
Todo eso pasaba por la mente de muchos mientras se desplomaban los últimos restos del Moisés, una escultura de vareta con un peso de seis toneladas que ha causado sensación este año. El monumento hubiera conseguido la perfección con más escenas alrededor, pero ahí es donde se ha topado con el subidón del IVA, algo que se ha extendido a todas las fallas sin excepción.
Los bomberos contabilizaron 248 inspecciones a los 354 monumentos grandes de la ciudad. En total, algo más de 700 fallas repartidas por todos los barrios. El dispositivo de alto riesgo se decretó para 109, debido a la cercanía de los edificios o el volumen de los ninots.
Eso sí, el dinero no lo ha sido todo en la máxima competición, la sección Especial. La plaza del Pilar ha celebrado por todo lo alto un doble triunfo en Especial, donde ha logrado el oro en monumento y en ingenio y gracia. Tras pasar un duro periodo de 15 años de travesía en el desierto, ha aprovechado la retirada temporal de Nou Campanar de la primera fila para batir a Convento y Cuba en una decisión que no fue bien acogida por todos, como no podía ser de otra manera.
La puntuación de los jurados lo dirá, si se hace pública alguna vez, aunque los de Ruzafa fueron los que más descontento expresaron, incluso sembrando dudas acerca de su futuro en la alta competición en monumentos. El segundo puesto conseguido en iluminación, frente al adversario clásico, la comisión de Sueca, tampoco ha ayudado mucho a animar a los voluntariosos falleros de esta demarcación, una de las opciones de futuro frente a las fallas del centro tras la reducción de presupuesto de Nou Campanar.
Pero es que el coste de los monumentos no ha sido determinante. Si alguna lección se extrae de estas Fallas es que se acabó aquello de tirar de talonario para ir sobre seguro. La obra de Pere Baenas para El Pilar costó sobre el papel 150.000 euros, mientras que la de Pedro Santaeulalia para Convento alcanzó los 240.000 euros. Cuba, entre uno y otro, llegó a los 170.000 euros.
Lo mismo ha ocurrido en la categoría de infantil, donde en la sección Especial ganó Julio Monterrubio con una falla para Duque de Gaeta-Pobla de Farnals y un coste de 25.000 euros, frente al presupuesto de 36.000 euros que contó el artista Javier Fernández para su proyecto de Convento Jerusalén.
Ha sido, por lo tanto, un ejercicio de inflexión en ese sentido, que sirve si cabe para añadir más pimienta a la competición de 2015. El ejemplo de Exposición-Micer Mascó, con un cuarto puesto «sólo» a cambio de un presupuesto de 90.000 euros, es quizás la prueba determinante.
También hay que tener en cuenta los costes encubiertos, como lo denunciaba ayer mismo en LAS PROVINCIAS el maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros, José Ramón Espuig. Aumentar volúmenes y escenas fuerta del presupuesto altera el mercado y aunque sirva para subir algún escalón en la clasificación, es pan para hoy y hambre para mañana. Acostumbrar así a las comisiones no tiene mucho sentido y es poco realista.
En el resto de la competición, sorprendió sobre todo que Nou Campanar se quedara sin premio. Las Meninas han sido una de las sensaciones de la temporada, pero fuera de los cánones de los jurados. Lo mismo ha pasado con la propuesta de Na Jordana, una divertida falla que ha caído al octavo puesto y que se merecía quizá algo más en ingenio y gracia. Pero este año ha sido el de la plaza del Pilar, sin duda.
Las cenizas y el humo del Moisés también traen esperanzas de mejora de la situación económica. La ocupación hotelera ha estado entre el 85% y el 87% en Valencia, según los datos que ofreció recientemente el conseller de Turismo, Máximo Buch, mientras que la alcaldesa Rita Barberá la elevaba ayer al 90%. Se trata de un balance muy similar al del pasado año, pese a que el calendario ha jugado esta temporada claramente en contra, al contar con dos días laborables donde el sector hostelero ha fiado todas sus ganancias sobre todo a los residentes en la Comunitat.
Ahora falta analizar el perfil de los visitantes, para discriminar al visitante que deja beneficios en la ciudad de aquel llamado de 'low cost' que come un bocadillo en un jardín, recorre las fallas sin hacer gasto y duerme en un hostal barato.
Si se habla de la despedida de las Fallas de los recortes, también es probable que esos datos macroeconómicos positivos que difunde el Gobierno, se trasladen el próximo ejercicio a la economía doméstica de los casales falleros.
Los presidentes de la sección Especial hablan de nueva búsqueda de patrocinios para el próximo año, convertir las demarcaciones falleras en lugares más atractivos para las firmas comerciales, con presentaciones y actividades que atraigan al público. Un apunte sobre esto ha sido la 'descoberta' de Na Jordana, una iniciativa pensada para crear expectación y buscar la sorpresa entre los aficionados.
En la falla infantil municipal, José Luis Ceballos y Francisco Sanabria han vuelto a dar en el clavo este año. El dúo de artistas son garantía de calidad y la tercera posición conseguida con Exposición en la sección Especial de infantil es buena prueba de ello. Claudia Villodre no pudo evitar los sollozos cuando bajó a la cremà a las once de la noche, acompañada por su corte de honor, la alcaldesa Rita Barberá y el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.
Y si sorprendente ha sido la competición en la parte alta de la fiesta, todo lo contrario ha sido lo que ha ocurrido con el reinado de las falleras mayores de Valencia, donde lo que ha imperado ha sido la calma y la tranquilidad. Tanto Carmen Sancho como Claudia Villodre se han ganado el recuerdo de la fiesta con una fórmula algo obvia pero necesaria para sus cargos: la naturalidad y serenidad con la que han afrontado los actos públicos y la relación con la prensa. Y lo mismo debe decirse de sus cortes de honor.
En la calle, fuera de las comisiones ha sucedido lo de siempre. El esfuerzo tremendo de las contratas municipales de limpieza y recogida de basura no ha sido suficiente para mantener las calles limpias. Además de las concentraciones de miles de personas en zonas como el paseo de la Alameda, o las calles de Ruzafa, lo que ha imperado ha sido la falta de civismo y simple educación.
Esa impunidad se prolonga desde hace años de manera peligrosa y amenaza con dificultar la convivencia de la fiesta con los vecinos que deben seguir trabajando. Estos días ha sido frecuente ver en Ruzafa entradas de garajes convertidas en urinarios, unas rampas que hoy deberían estar limpias por completo cuando la ciudad recobre la normalidad.