El Valencia se lanza a la caza de otro Jonas
En los últimos años, a Mestalla llegaron en enero varios jugadores que no resolvieron las carencias de cara al gol: Chori, Vargas, Vinícius y Vietto | El éxito del brasileño y de Zaza contrasta con los fracasos
J. CARLOS VALLDECABRES
Martes, 25 de diciembre 2018
Ya un poco más calmados con el gol de Piccini al Huesca, faena tienen ahora por delante Pablo Longoria, Mateo Alemany, Marcelino y Eugenio Botas. El orden de los factores en este caso no altera el producto y aunque oficialmente el rol de los dos últimos no está muy identificado en lo que a fichajes valencianistas se refiere -sobre todo el del agente del técnico-, lo cierto es que la responsabilidad de enderezar el rumbo recae en Alemany. Si el Valencia quiere solucionar de una vez por todas la gangrena en la que se ha convertido la falta de gol esta temporada, tiene que ir a pescar en el lodazal que año tras año caracteriza el esperado mercado de invierno, donde se ficha caro y en la mayoría de ocasiones mal por el rendimiento posterior. Pensar que se puede encontrar un delantero a buen precio, que encima se adapte rápido a la filosofía del equipo, que no esté fuera de forma y que -lo principal- se hinche a meter goles, es pedir poco menos que lo imposible.
El Valencia sabe perfectamente lo que es acudir con necesidad al mercado de invierno. Este año, además, cuenta con el hándicap en contra de que su hambruna goleadora es conocida en Europa. Así, cuando un director deportivo de cualquier club descuelgue el teléfono y escuche que hay una propuesta del Valencia para llevarse a su delantero, se frotará las manos. El precio se elevará, conscientes todos de que las necesidades obligan a pagar a precio de oro compras que no lo son.
Tenía de antemano el Valencia un ligero margen para fichar gracias al fair play financiero, algo que se ha mejorado gracias también a la salida de Jeison Murillo de la plantilla. Con la probable marcha de Batshuayi (hay que buscarle cesión), el margen todavía permitirá una mayor inversión. La fórmula que se busca en este podría ser la cesión.
No obstante, si se echa la vista atrás y en el caso del Valencia, se observa lo complicado que resulta traer un jugador que aporte goles y que rinda desde el primer día. En los últimos diez años, por ejemplo, el único caso que se puede decir que costó barato, que fue bueno y que resultó rentabilísimo deportivamente hablando fue Jonas. Braulio Vázquez -hoy responsable deportivo de Osasuna- lo cazó de Brasil por una cifra que hoy en día se considera poco menos que irrisoria: 1,2 millones.
En aquella segunda mitad de la campaña 2020-11, el delantero es verdad que solo hizo tres goles (disputó 14 partidos, solo uno de ellos completo) pero sirvió para que a la siguiente la cifra se disparara hasta las 19 dianas. Fue un éxito rotundo del director deportivo blanquinegro de aquella época en la que el club navegaba ya con el agua al cuello financieramente hablando (Llorente de presidente y Unai Emery de entrenador).
Para enero del año anterior, en cambio, llegó Chori Domínguez que supuso la otra cara de la moneda. No sólo se quedó sin ver puerta en la docena de encuentros que jugó sino que incluso supuso un serio problema de vestuario para Emery.
Ni en la 2011-12 ni en la 2012-13 se vio forzado el Valencia a entregarse al mercadeo de enero, cosa que sí hizo en la siguiente. Y ahí empezó a torcerse la cosa. En diciembre de 2013 se negoció la cesión (costó 600.000 euros) de Eduardo Vargas y se metió la pata con el fichaje de Vinícius (3,5 millones por la mitad de sus derechos). El primero aportó 4 goles en 25 partidos. Pizzi le dio bastante cancha al chileno, a pesar de que no resolvió las carencias. Lo de Vinícius fue un auténtico desastre. En la siguiente campaña (2014-15) no vino ningún delantero (con Enzo Pérez y sus 25 millones de traspaso ya hubo bastante) mientras que en enero de la 2015-16 el que aterrizó de carácter ofensivo fue Cheryshev (cedido).
En enero de 2017 entre García Pitarch y Alesanco -no se sabe muy bien quién lo hizo de verdad- se fichó a Simone Zaza. El italiano sí cubrió las expectativas aunque con un precio picante: dos millones más los 16 que luego costó el fichaje: 6 goles en 20 partidos. Viendo lo que ha hecho este año Gameiro, salió bastante barato. La temporada pasada quien vino y también pinchó en hueso fue Vietto. El argentino marcó 5 goles en 19 encuentros (solo 3 de ellos completos).