De Torino a Mestalla pone el foco en el proceso de venta del Valencia

En el contrato de venta, la entonces Bankia negoció a conciencia para asegurar el pago de los 220 millones de sus créditos. La oferta inicial aprobada por el patronato por unanimidad conllevaba una quita de 105 millones que el banco nunca aceptó. La otra parte, la Fundación, sólo se preocupó de reflejar en el contrato final la obligación sobre el pago de sus acciones.

Esos 94 millones, 22 al contado y 72 refinanciados, fue la única obligación real para Lim de toda la parte que tenía que ver con el Valencia. Es ahí donde De Torino quiere que se fiscalice, para determinar en la vía judicial si hubo una mala praxis que ha tenido un impacto negativo en la sociedad. El incumplimiento del apartado económico que esos veinte puntos reflejaban con respecto al club es demoledor. La deuda del Valencia era de 346 millones cuando Lim entró en el club y la declarada cinco años después, en la Junta de 2019, subió a 563. Es decir, la mala gestión de Meriton ha provocado más de 200 millones de deuda en un lustro. Ese agujero, que con las pérdidas previstas para el final de este ejercicio ponen al club al borde de la causa de disolución, junto a la no finalización del nuevo estadio son dos de los puntos donde puede sustanciarse una acción judicial.

La Fundación, en las bases de la venta, exigía al comprador la finalización del entonces llamando nuevo Mestalla para celebrar el centenario del club en 2019. Una obligación que nunca se puso en el contrato final y que sigue permitiendo a Meriton enlazar incumplimientos.

El último, la ATE que expira el 15 de mayo y que la plataforma De Torino a Mestalla, con otros dos requerimientos a la Generalitat y el Ayuntamiento, también pide a las instituciones que no prorrogue y que se actúe en consecuencia pidiendo responsabilidades. «El presidente de la Generalitat creo que está dispuesto a resolver el problema», manifestó Martín Queralt el miércoles tras la reunión.