Los 50 pilares que harán singular el Nou Mestalla
La cubierta, que incluye la instalación de las placas solares, y la fachada al aire han sido los principales focos de debate| La obra del futuro estadio persigue el impacto en el aficionado pero el objetivo prioritario del Valencia es exprimir las posibilidades económicas
Mark Fenwick tiene habilidad para caer siempre bien en la cercanía. El arquitecto de origen británico pero acento andaluz que ha parido sobre el papel ... infinidad de veces el Nou Mestalla es capaz de ensalzar las virtudes del futuro estadio del Valencia, dando un valor extraordinario a las nuevas terrazas y balcones de la fachada proyectados y admitir, al mismo tiempo, que la guarida del Real Madrid es un estadio «brutal» y que va a servir como paradigma de futuro por esa capacidad de 'Transformer' que tiene el nuevo Bernabéu. De cualquier forma, es indudable que el arquitecto se esfuerza entre otras cosas en destacar el impacto que tendrá en los aficionados valencianistas el bowl (el anillo de las gradas) cuando se inaugure. Hasta que llegue ese momento en julio de 2027, el impacto visual se lo van a llegar ese medio centenar de pilares que en cuentagotas ya han empezado a llegar al recinto de Cortes Valencianas. Ni son fáciles estas gigantes vigas de acero S355 de construir, ni de transportar (pesan 30 toneladas cada una), ni de descargar de los trailers, ni tampoco de levantar ya en el lugar que le corresponde. La complejidad con la que trabajan ahora las firmas contratadas (FCC como matriz) requiere una atención mayúscula.
Publicidad
Pese a lo que durante tanto tiempo se creía, el Valencia se dirige hacia diciembre de 2025 con los deberes hechos. Urbanísticamente hablando es difícil que en la revisión de los técnicos municipales en diciembre se encuentre algún resquicio que morder en sentido negativo. El calendario se está ajustando y contra eso poco se puede decir. Si fue noticia la llegada en la madrugada del lunes de esos dos camiones con las vigas, más lo será el día que se ponga en vertical cada una de estas moles de 38 metros.
Su función no es baladí. La cifra del peso de la cubierta asusta: 4.800 toneladas. Para hacerse una idea de la magnitud de dicha estructura bastaría imaginar que esas vigas tendrá que aguantar el peso de 4.800 osos polares.
La cubierta es otro de los puntos de este edificio tan singular que ha dado mucho que hablar. Sobre sus dimensiones, composiciones y funciones se ha debatido y criticado bastante, con el concepto de las lonas como apuesta low cost. La justificación de la actual composición de la cubierta es que se hace para «tamizar la luz mediterránea protegiendo el sol y la lluvia» a los espectadores. Además, la idea es que amplíe el efecto acústico desde la grada al campo. Llega el momento de recordar que fue el anterior alcalde, Joan Ribó, quien anunció casi dejando al propio club en fuera de juego la instalación de placas fotovoltaicas que permitirán el aprovechamiento de la energía solar. Si los pilares son cosa de Horta Coslada, lo de las placas cae de lado de Octopus Energy Sustainable Founding Partner, que implementará una instalación con paneles solares con gestión de sistema inteligente en su perímetro exterior.
Publicidad
Noticia relacionada
El Valencia ha pagado 60,7 millones al Ayuntamiento por el Nou Mestalla
A Octopus Energy también le corresponde el establecimiento de varios puntos de recarga para vehículos eléctricos en los alrededores del estadio. El sistema de energía solar instalado en el techo evitará la emisión de 185 toneladas de CO2.
No es nada fácil ensamblar todas las piezas de un proyecto de tanta envergadura como este estadio, listo para 70.044 espectadores y que todavía tiene perspectivas de ser sede del Mundial en 2030. Han tomado parte ingenieros y estructuras como Schlaich Bergermann & Partner y MC2, consultores de operaciones de estadios con experiencia en su funcionamiento y otras firmas como Grupotec que se ha hecho cargo de las instalaciones.
Publicidad
El Valencia presume de buscar poco menos que la excelencia, en un estadio que hace apenas unos años tenía un marcado sello de low cost, con una reducción considerable hasta en el número de asientos bajo el argumento de la tremenda dificultad que supondrá llenar cada quince días las gradas. Si el equipo sigue así de defectuoso, ciertamente no será nada fácil. Otra cosa es el rendimiento que se le quiere dar al Nou Mestalla. Ahí se entra en una dimensión desconocida en lo que a los tradicionales estadios de fútbol se refiere. Y si Fenwick, por ejemplo, pone al Santiago Bernabéu como número 1 en este concepto, rebaja las expectativas en lo que al Camp Nou se refiere, considerado más como campo de fútbol que otra cosa.
La idea que se persigue es que la ciudad pueda tener un centro de estas características abierto los 365 días del año. Algo nada fácil por otra parte. El Metropolitano, pese a que está mucho más apartado de la urbe en comparación con el Nou Mestalla, maneja 200 eventos al año, casi el doble de lo que se suele establecer en los estadios de la Premier.
Publicidad
Es ese deseo de explotación lo que sirve al club para argumentar ese último concepto de fachada que ideó Fenwick, «con terrazas que abren al mar dejando entrar la luz y el cielo de Valencia». Otros, con visión más ácida, opinan que se trata de una fachada más barata. Sea una cosa u otra, o ambas a la vez, la composición de esas cintas dinámicas y onduladas que se persiguen y enroscan entre sí en las fachadas, torres de escaleras y podium servirán para sostener el edificio.
Si Valencia es una ciudad capaz de dar suficiente movimiento es algo que se comprobará con el paso del tiempo. Desde luego el club tiene fe y necesidad en que esos espacios comerciales que se puedan crear –gastronómicos, tiendas y áreas de entretenimiento– tengan actividad casi a diario. En juego están los ingresos de futuro, que deben servir para pagar los préstamos a Goldman Sachs. Hay que tener en cuenta que en la parcela del terciario, pegada al campo, Atitlan también está pensando de qué manera distribuye las tres posibilidades que tiene de negocio (comercial, hotel y oficinas) para esas dos torres proyectadas.
Publicidad
¿Y dentro? Ahí, una firma belga es la que debe convertir en única las experiencias que se puedan crear con la tecnología, el sonido (sistema inmersivo con 200 altavoces), la iluminación y la imagen. Habrá 300 proyectores LED, más de 500 m² de paneles LED perimetrales de 360° rodeando el terreno de juego a la altura del primer y segundo anillo y dos pantallas de vídeo LED gigantes detrás de las porterías.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión