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El Consell sólo acepta la garantía de Lim si acaba el nuevo estadio

El Consell sólo acepta la garantía de Lim si acaba el nuevo estadio

El Valencia vuelve a pedir una reunión con Puig tras el cónclave Lim-Murthy | La prórroga de la ATE se descartará si únicamente avalan el inicio de la obra | El presidente volvió ayer a la ciudad

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Lunes, 1 de marzo 2021, 00:39

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Ha llegado el momento. Ya no hay ni prórrogas ni excusas. El Valencia tiene que reiniciar las obras del nuevo estadio. Por este motivo, el presidente del club cursó visita al máximo accionista. Murthy (que regresó ayer) ha recibido de Lim el plan que debe presentar al presidente del Consell para convencerlo de que prorrogue la ATE. El club ha vuelto a solicitar la reunión con Puig, como adelantó ayer la Ser, y todo apunta que será a finales de esta semana. Pero ya no valdrán gestos o promesas. No se aceptará una financiación para que vuelvan las máquinas y con la moratoria del plan urbanístico volver a mirar hacia otro lado. El Valencia tendrá que presentar un argumentario detallado que garantice la construcción total del estadio convertido en una mole de cemento en Corts Valencianes.

La Actuación Territorial Estratégica es una figura especial de gestión, recalificación y beneficios urbanísticos y económicos para un proyecto y una entidad por causa de gran interés público. En esta calificación está la del Valencia, la que se solicitó en 2012 y la que se mejoró en 2015. Peter Lim, cuando se hizo con el control accionarial del club, se garantizó no tener obligación por contrato de acabar el nuevo Mestalla. Pero el magnate de Singapur sí era conocedor de que tenía una obligación legal, que era acabar el nuevo Mestalla antes del 15 de mayo de 2021. Le constaba que no hacerlo tendría consecuencias para la entidad. Desde octubre de 2014 que compró el club ha desperdiciado seis años y medio para acabar el estadio pese a que la ATE era muy generosa: 39.855 metros de edificabilidad terciaria hotelera o comercial junto al recinto de Corts Valencianes y 55.700 m2 de residencial y 41.500 de centro comercial en la coliseo de la avenida de Aragón.

El 15 de mayo de 2021 se cumple el plazo y, obviamente, ni va a estar acabado el nuevo coliseo, ni el polideportivo de Benicalap. Si el Valencia no consigue seducir a Puig para que tenga un gesto de buena voluntad y prorrogue la ATE, las autoridades están obligados a tomar decisiones para no cometer prevaricación. Al menos se libra de cumplir la sentencia de febrero de 2006 del Tribunal Supremo de derribo de 15.000 localidades de la Grada de la Mar del actual Mestalla, que invaden suelo público, al caducar el plazo de 15 años para pedir que se ejecutara. Pero si el club no puede progresar en las obras del nuevo estadio y tiene que quedarse en el actual, las consecuencias económicas serán devastadoras. «La pérdida de la ATE agravaría la situación financiera del Valencia y podría incurrir técnicamente en causa de disolución, como ya ha pasado en otras ocasiones durante la presidencia de Juan Soler», afirma el abogado Gaspar Romero, que desnuda la dramática situación del Valencia: «Cuando Lim llegó, el club tenía un problema de pasivos; ahora es tanto de activos como de pasivos. En el informe del auditor, en las cuentas anuales, un experto independiente valora la pérdida de edificabilidad en más de 15 millones al quedarse sin la ATE. No obstante, este deterioro es a efectos contables y no estima qué impacto puede tener en el proyecto que se pudiera desarrollar y el valor para el comprador».

Para evitar el concurso habrá que afanarse en buscar un comprador para el solar del viejo Mestalla y que pague 120 millones (Bankia y CaixaBank lo tienen hipotecado por 145). Eso, o que Peter Lim haga una ampliación de capital de más de 100 millones o que avale un préstamo por esta cantidad y no por una cantidad inferior, como así se ha planteado, para únicamente el reinicio de las obras. Otra opción que ha estudiado Meriton es conseguir un operador comercial que compre un paquete de servicios, usos y explotación (naming, asientos, palcos...) en el nuevo estadio por ese dinero, como hizo el Atlético, pero la pandemia da pocas oportunidades a esta opción.

La emisión de obligaciones convertibles en acciones, una opción para aliviar la deuda a corto plazo que ahoga al club

Hay cifras que dejan mal cuerpo al Valencia. Los directivos miran los pagos a corto plazo y se les nubla la vista. A saber: 38 y 16,5 millones de los préstamos de Peter Lim que vencen en septiembre de este año, 35 millones de la mitad de las fichas de la plantilla, 16 millones de la cuota anual de Bankia, otros 16 millones de los pagarés a los que se acudió para pagar las fichas de los jugadores del pasado junio pasado y que vencen en diciembre, 61 millones para pagar a entidades deportivas e intermediarios y 2,7 millones por el terreno del nuevo estadio.

La suma es casi inasumible para el Valencia en estos momentos. Una vistazo al global del pasivo del club a 30 de junio de 2020 indica que la cifra se va hasta los 447 millones, pero ya no son los bancos los principales acreedores. De ese total, 150 millones son con los bancos y casi 300, con otros acreedores. Es decir, la deuda bancaria ha dejado de ser la más importante. Pero, como apuntábamos, el pasivo corriente (a menos de un año) es impagable. ¿Qué se puede hacer? Una de las opciones es una refinanciación de corto a largo plazo. «Es muy probable que en menos de dos años estemos hablando de un escenario con obligaciones convertibles en acciones y que a medio plazo el Valencia cotice en bolsa. De esta manera, además, se conseguirá que exista una transparencia de lo que se hace en la entidad que ahora no se tiene», destaca el abogado Gaspar Romero.

Y todo ello pese a que los movimientos en cuanto a traspasos y fichajes ha sido incesante en todo el tiempo que lleva Lim en el club. «Aún comprando y vendiendo por 965 millones durante este tiempo, tenemos una plantilla devaluada y las decisiones no han sido deportivas, sino económicas y a corto plazo. Es necesario tomar decisiones deportivas porque son la base de todo. El Valencia no puede escatimar esfuerzos y debe hacer una inversión importante en toda la parcela deportiva. Sólo el éxito en el césped dará salud económica», afirma Gaspar Romero.

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