La censura no podrá con Mestalla
Clamor popular. El veto a las imágenes de las protestas contra Lim por parte de Movistar deja en muy mal lugar a la Liga
CAYETANO ROS
Lunes, 29 de noviembre 2021, 00:34
Censura al cuadrado. Hay que ser muy cutre para llamar 'Comité de Disciplina Social' al órgano del Valencia que ha vetado la entrada a Mestalla al periodista Héctor Gómez por haber comparado al directivo Teo Swee Wei con el portero de Oliver y Benji. El término parece sacado de un oscuro sótano de la vieja Stasi, la policía secreta de Alemania del Este en la era comunista. La democracia no figura entre las prioridades de los accionistas de Singapur, pero tampoco entre las del presidente de la Liga, Javier Tebas, presumible autor intelectual de la censura de Movistar en el Valencia-Rayo del pasado sábado, cuando obvió las imágenes de la protesta generalizada de 20.000 almas mostrando las cartulinas amarillas del 'Lim go home' en el minuto 19. La Liga ha decidido ignorar que los aficionados del Valencia no quieren, en su gran mayoría, que Peter Lim siga por más tiempo en Mestalla. A la Liga, en su expansión por el mercado asiático, no le va bien la revuelta de los hinchas locales. La ruina económica y deportiva del Valencia queda en segundo plano. Es poner puertas al campo.
Gota malaya. Se equivocan quienes piensan que estas protestas, lideradas por la admirable Libertad Valencia CF, no le causan ni cosquillas al millonario singapurense. Es una gota malaya que va haciendo mella en la reputación de Lim. La libertad de expresión no es plato de buen gusto para ningún régimen con tintes dictatoriales, y este lo es. La censura salta como reacción automática. Lo sorprendente es la complicidad de la Liga.
Resignación ante el conjunto de Bordalás. Los seguidores valencianistas abandonaron Mestalla el pasado sábado resignados después de tres empates consecutivos y una sola victoria de los últimos 11 partidos. Lo peor es que hay poco que reprocharle al denodado esfuerzo del equipo de Bordalás, al frente de una plantilla descompensada (sin centrales de entidad) y devaluada en los tres últimos años por el desprecio de la propiedad. Las cuatro tarjetas amarillas a sus cuatro defensas de campo (Foulquier, Diakhaby, Alderete y Gayà), al comienzo del segundo tiempo, consecuencia de esas dosis extra de agresividad exigidas por el entrenador, advertían de que algo iba mal. El modesto pero atrevido Rayo Vallecano le había pintado la cara en varios tramos de la segunda parte.
La caída del cuadro de Emery. El Villarreal está decepcionando a propios y extraños por su falta de gol, por el desaprovechamiento de los recursos ofensivos (¿qué pasa con Alcácer y con Dia?) y por su falta de contundencia en las áreas, pero el sábado por la noche asistió a un capítulo bochornoso desde el VAR. Desde la sala de repeticiones, Munuera Montero pasó por alto dos penaltis clarísimos a favor del conjunto castellonense: una mano de Piqué y un agarrón de Eric García a Albiol a la salida de un córner. Al Barcelona no le han señalado ningún penalti en contra en todo el campeonato. El vasallaje psicológico del que hablaba Prandelli. Si el VAR sigue favoreciendo así a los grandes, la federación de Luis Rubiales pierde toda la credibilidad.