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Los tanques de tormenta en Valencia recogen el equivalente a 105 piscinas olímpicas en 15 días
Los depósitos de lluvia de la ciudad acumulan 350.000 m3 de agua residual en los dos últimos temporales
La ciudad de Valencia soportó con total seguridad las los dos últimos episodios de lluvia con alerta meteorológica. En los últimos 15 días, los tanques de tormenta ... encargados de depurar el agua residual antes de llevarla a las depuradoras de la ciudad consiguieron gestionar más de 350.000 metros cúbicos de agua (m3), una cantidad equivalente al volumen de 105 piscinas olímpicas.
Laura de la Fuente, Jefa de Sección de Relaciones con Entidades del Dominio Hidráulico del Ayuntamiento de Valencia, explica cómo estas infraestructuras gestionan las aguas residuales de los valencianos. Para ello, LAS PROVINCIAS se adentra en el depósito más grande que posee la ciudad, situado en la calle Eugenia Viñes, justo debajo de la explanada junto a los Docks del Puerto de Valencia.
«Su objetivo fundamental es recoger las primeras lluvias pluviales, que son las que arrastran los sedimentos y residuos de las aceras cuando empieza un temporal. Es una primera limpieza que nos permite verter el agua bajo los parámetros que marca la norma al medio natural» explica la técnico del Ayuntamiento de Valencia.
En este depósito de Eugenia Viñes se recoge toda la red de saneamiento de Cabanyal y Canyamelar hasta la avenida Tarongers, y llegando a Serrería. De todo este espacio, en situaciones normales de lluvia el depósito funciona como un colector que conduce el agua hasta la depuradora de Pinedo. En temporales como los vividos estas dos últimas semanas se abre una compuerta para forzar que dicha primera agua entre en el tanque de tormentas, un gran depósito dividido en 4 subdepósitos.
«Este depósito tiene una capacidad de 14.000 m3 hasta 20.000 m3. Cuando llega a su máximo, tenemos unos aliviaderos de emergencia que hacen que podamos sacar el agua hasta el mar», explica Laura de la Fuente. «Cuando el depósito está lleno y sigue lloviendo, es importante controlar la gobernanza del depósito», indica. Así, en épocas de temporal conducen el agua por un cajón de 2x2 que vierte el excedente al mar, a una distancia donde el temporal permitirá diluir el agua residual con el entorno sin provocar afecciones relevantes.
A grandes rasgos, esta es la función principal de los tanques de tormentas de la ciudad. En total, son cuatro los depósitos que gestionan estas primeras aguas pluviales, y su cantidad tratada es un reflejo más de las lluvias que soportó la ciudad en los dos últimos temporales. Además del de Eugenia Viñes, Valencia tiene tanques de tormenta en La Torre (8.000 m3 de capacidad), Massarrojos Nord (4.000 m3) y El Saler (1.000m3). El de Eugenia Viñes, con su capacidad para sedimentar los desechos del agua, permite el vertido cero en tiempos de lluvia a la playa de la ciudad.
Estos grandes depósitos disponen de sensores para controlar en todo momento a qué nivel de capacidad se encuentran. Así, comienza a llenarse el primer subdepósito, después el segundo, y de esta manera hasta los cuatro. Además, se está pendiente en todo momento de la previsión meteorológica, pues si el temporal da un respiro cuando llueve mucho se pueden plantear alivios de agua parciales en ese momento para mantener la estabilidad del depósito.
Toda esta gran infraestructura viene acompañada por un gran sistema de bombeo. Lo ideal, según explica Laura de la Fuente, es que el tanque se llene por gravedad y se vacíe siempre gracias al sistema de bombeo. «Al ser estructuras bajo tierra, siempre debes contar con el apoyo del bombeo para no generar problemas de encharcamientos o inundaciones en el barrio», añade. Y, como toda gran instalación, se dispone de un «corazón eléctrico» potente que mantiene activos todos los dispositivos que aseguran su buen funcionamiento, incluido un gran grupo electrógeno externo capaz de mantener activa la instalación unas horas en caso de apagón.
Para hacerse una idea de todo lo que llovió en los dos últimos temporales, los depósitos tuvieron que aliviar alrededor de 216.000 m3 de agua, lo equivalente a 64 piscinas olímpicas. Valencia necesita más depósitos de tormenta, por ello en estos momentos la ciudad tiene diseñados cinco tanques de tormenta más y otros cuatro están en el periodo de redacción de los proyectos. Sin embargo, no será fácil su construcción, pues son infraestructuras bajo tierra y con presupuestos altos que «cuesta sacar adelante», tal y como afirma Laura de la Fuente.
¿Cómo se controla el buen funcionamiento durante el temporal de todas esas instalaciones? Pues desde el Centro Operativo de Saneamiento (COS) y su sala de control. Allí se reúnen con este diario Carlos Mundina, Concejal Delegado Ciclo Integral del Agua; y María José Magraner, Jefa de Servicio del Ciclo Integral del Agua. Desde esta sala de control la concejalía es capaz de controlar el estado de cada depósito durante una época de lluvias, así como la cantidad de agua recogida por los pluviómetros, e incluso vigilan en tiempo real con cámaras de tráfico el estado de los pasos inferiores de la localidad para asegurarse que no se inundan. O, si lo hacen, cortar el tráfico por seguridad.
En este sentido, durante las lluvias de 29 de septiembre el pluviómetro de El Perellonet llegó a registrar más de 175 litros por metro cuadrado (l/m2) en doce horas. Por su parte, en el periodo desde el 9 d'Octubre hasta el lunes 13 se habían registrado hasta 244 l/m2 en El Saler. Fueron lluvias intensas que, afortunadamente, en ningún momento pusieron en tela de juicio la estabilidad de la red de saneamiento de aguas del Ayuntamiento de Valencia.
«Todo el armado electrónico que hemos visto en el depósito de tormenta también lo controlamos en remoto desde aquí. Cuando salta una alarma aquí lo vemos, y si no se puede solucionar en remoto, acuden los técnicos allí para tratar de solventarlo», explica de la Fuente mientras señala las innumerables pantallas de la sala. También, desde dicha sala, tienen alarmas antiintrusos que permiten saber a los técnicos si alguien se ha colado en las instalaciones. «Para que se entienda, al igual que el Ayuntamiento tiene una sede de tráfico que ve en tiempo real el estado de todas sus calles, nosotros desde aquí vigilamos que cada bomba, cada depósito, funcione como tiene que funcionar», explica el concejal Mundina.
«Lo que nos permite esta visión tan genérica de toda la red, además de vigilar, es adelantarnos en la toma de decisiones cuando así se requiere. Por ejemplo, en época de lluvias tenemos un protocolo donde se activan todos los equipos y están alerta ante cualquier necesidad, todo coordinado desde aquí para priorizar dónde se debe actuar si se necesita», añade.
Así, la concejalía del Ciclo Integral del Agua del Ayuntamiento es como trata de gestionar los vertidos cero de la ciudad al medio natural, al mismo tiempo que controla que toda la red funciona, con el objetivo de evitar averías o atascos que puedan anegar barrios de la ciudad o sacar a flote aguas residuales que producen los propios vecinos en su actividad diaria. La sala COS son los ojos que vigilan el comportamiento del agua en época de tormentas.
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