El mejor sitio de Valencia para hacer pícnics
El antiguo cauce alberga numerosas comidas y celebraciones al aire libre durate los fines de semana y cuenta con zonas habilitadas
La pandemia nos ha dejado algunas costumbres que la pospandemia ha logrado conservar. Y una de ellas, es la de comer al aire libre como preferencia, siempre que es posible. Y es que además de que el exterior tiene una mejor ventilación que los interiores, el hecho de que bares y restaurantes permanecieran meses cerrados, empujó a los valencianos a lanzarse a una de las prácticas más antiguas de la vida sociale: los pícnics. Y , con una extensión de más de ocho kilómetros de zonas verdes, el Jardín del Turia es una de las mejores zonas para compartir un piscolabis al aire libre. A la vieja nueva moda se han sumado hasta los restaurantes de la ciudad, que también han puesto su granito de arena con menús específicos para llevar que se pueden consumir sobre el mantel de cuadros rojos. Todo un resurgir de los pícnics en Valencia. Y no sólo en la capital del Turia, sino que son una moda mundial que no entiende de clases sociales. Hasta la Reina de Inglaterra abrió el pasado verano su Palacio de Buckingham a las visitas y permitía hacer pícnic en sus cuidados jardines.
El origen de la palabra pícnic se lo disputan los franceses e ingleses. Los primeros dicen que viene del término 'pique-nique', empleado para referirse al picoteo (piquer) de cosas pequeñas (nique) o incluso a los clientes que llevaban su propio vino a los restaurantes. Los ingleses, por su parte, lo asocian a coger (to pick) cosas rápidamente, al instante (nick). Los primeros pícnics podrían datar, según algunas publicaciones, del siglo XVII, pero lo cierto es que en la Edad Media ya se hacían comidas al aire libre, en el campo. Pero no fue hasta de los siglos XVIII y XIX cuando el mantel de cuadros en el suelo y la cesta llena de delicatessen tuvo su momento álgido, con los banquetes al aire libre de la nobleza en días de cacerías y jornadas de campo.
La zona del antiguo río Turia es perfecta para hacer un pícnic. Kilómetros de zonas verdes con amplias superficies de sombra. Además, a lo largo del cauce hay decenas de fuentes y locales de restauración en los que poder comprar bebidas o snacks. Una de las partes más concurridas es la explanada del parque de cabecera, frente al estanque, casi al final del recorrido. Hay mesas o césped donde extender tu mantel y varios bares. Además, los más animados pueden darse un paseo en patinete de agua. También hay zonas preparadas para comer al aire libre junto al emblemático Gulliver y en los alrededores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Hay dos puntos con una disposición especial para comer con vistas. Uno, bajo una gran sombra, frente al Museo de las Ciencias, y otro, en el tramo bajo las Torres de Serranos, con gran sombra y vistas a este monumento
Hoy en día, los pícnics son comidas al aire libre, normalmente sobre un vistoso mantel o manta en el suelo, o en mesas de merendero, sobre los que se consume comida ya preparada, que no se tiene que cocinar en ese momento. Nunca suelen ser platos calientes ni alimentos que se estropeen fuera de la nevera y una de sus características principales es que se puedan compartir con facilidad y no requieran de demasiadas piezas de cubiertos. Ese es, básicamente, el espíritu de esta práctica culinaria que últimamente llena los jardines del antiguo cauce del Turia para comidas, meriendas y cumpleaños infantiles. Aunque la ordenanza municipal de parques y jardines prohíbe expresamente la práctica del pícnic, lo cierto es que hay permisividad si no se estropea el espacio que se ocupa y se recogen los residuos generados por la comida. De hecho, con el cierre de bares y restaurantes durante meses, las comidas al aire libre se convirtieron en un salvavidas para poder mantener cierta actividad social en un entorno seguro. Además, Valencia es una ciudad idónea para esta práctica por la cantidad de zonas verdes y el clima de temperaturas templadas durante todo el año. Un escenario perfecto para sacar el mantel y la cesta a pasear. Todo eso, y la facilidad para montar uno, los han convertido en buenas opciones para quienes quieren pasar un día al aire libre.