Tensión en la cárcel de Picassent tras dos nuevas peleas y una protesta de 50 reclusos
Los presos piden soluciones para los problemas de peculio y se quejan del retraso en la clasificación de los internos
La tensión ha aumentado en los últimos días en el centro penitenciario de Picassent por la crisis epidémica del Covid-19 y la suspensión de las comunicaciones entre los presos y sus familiares. Un conato de motín, varias peleas entre reclusos y dos agresiones a sendas funcionarias han disparado las alarmas.
El pasado viernes se vivieron momentos de tensión tras dos peleas entre presos y una protesta de unos 50 reclusos que se negaban a subir a sus celdas hasta que no se atendieran sus reivindicaciones.
Los internos desobedecieron a los funcionarios porque el órgano que decide la clasificación de los presos, el equipo de tratamiento, no se reúne desde que comenzó el estado de alarma, según los reclusos. También se quejan del servicio médico y pidieron soluciones para los problemas de peculio y la reparación de una cabina de teléfono que no funcionaba.
Según informaron el sindicato ACAIP-UGT y la asociación de trabajadores penitenciarios Tu Abandono Me Puede Matar de Picassent, la rápida intervención de los funcionarios permitió controlar la situación. Esta asociación ya había advertido que aumentarían los incidentes tras la supresión de las comunicaciones, una medida que ha impedido también la entrada de droga en las cárceles. Muchos reclusos sufren el síndrome de abstinencia y esto provoca una mayor agresividad por parte de estos presos.
En la cárcel de Fontcalent, un grupo de internos quemó objetos el pasado 14 de marzo. La llama que encendió el intento de rebelión fue el bulo propagado de que el Gobierno de Italia había puesto en libertad a los presos para evitar un contagio masivo.
