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Salvador Rodrigo Lapiedra, en una de las jornadas del juicio por el asesinato de Antonio en la Ciudad de la Justicia de Valencia. EFE

Salva: de amante asesino en Valencia a pintor de celdas de la cárcel de Picassent

El homicida está considerado como preso de confianza por su buena conducta entre rejas y compagina sus tareas con los estudios de Historia del Arte

Domingo, 29 de junio 2025, 00:26

Su «caballero andante». Su «fiel lacayo». De este modo fue calificado, tanto en juicio como en sentencia, Salvador Rodrigo Lapiedra, el hombre que en 2017 asesinó a cuchilladas al marido de su amante, María Jesús Moreno, en el barrio valenciano de Patraix. Desde su arresto a principios de 2018, encadena ya siete años de su vida en la cárcel valenciana de Picassent, un periodo que se narra en el capítulo 6 del podcast 'Maje: Autopsia a una asesina' de LAS PROVINCIAS.

A día de hoy, según fuentes penitenciarias, Salva continúa en la unidad de cumplimiento de la prisión valenciana, en concreto en el Módulo 3. Este espacio se conoce con las siglas de M. E. R. (Módulo de Educación y Respeto). El recluso, condenado a 17 años de prisión por la muerte del ingeniero de Novelda Antonio Navarro, ha cambiado de destino. Durante un tiempo, con un nivel cultural y educativo por encima de lo que suele encontrarse en una prisión, se encargó de la biblioteca.

Después, el que fue auxiliar de quirófano y compañero de Maje en La Salud acabó en labores de mantenimiento. Y allí sigue hoy , desempeñando el destino de pintor. Según las mismas fuentes, pinta celdas y zonas comunes como pasillos, gimnasios o despachos. El ya examante de Maje es lo que en el lenguaje penitenciario se conoce como interno de confianza, con un comportamiento que califican de «excelente».

Salva da continuidad a una línea de comportamiento y carácter que únicamente interrumpió el 16 de agosto de 2017 para convertirse en lo opuesto: un asesino, el hombre que mató a quien ni siquiera conocía en persona. Quienes le han conocido lo definen como un buen trabajador, atento, colaborador... Su esposa Inma, también empleada del hospital, lo calificó en el juicio como «buen padre y buen hijo».

El próximo 3 de octubre, el hombre cumplirá 55 años. El recluso, divorciado desde su arresto y padre de una hija que le animó a contar la verdad, habrá concluido su tiempo en prisión en 2035. Maje deberá esperar hasta 2040, pues su pena por asesinato fue de 22 años. Los lazos de los amantes entre rejas ya se han roto por completo y se suma la distancia, con el traslado de la reclusa a la unidad de madres de la cárcel de Fontcalent hace ya dos años, tras el embarazo de su primer hijo como resultado de una relación amorosa en prisión.

Como detalla su abogada, María Julita Martínez, Salva avanza ya hacia sus primeros permisos penitenciarios. De hecho, como preso de confianza que es, ya se le permite salir al jardín de la cárcel para dar algún paseo. Además, compagina sus trabajos en prisión con el aprendizaje de Historia del Arte.

Salva y su examante Maje tienen una última cuenta pendiente: pagar a medias 250.000 euros a los padres y al hermano de Antonio. Es la parte de su condena correspondiente a la responsabilidad civil. Según su abogada, el homicida está tratando de aportar dinero para sufragar el pago, que individualmente asciende a 125.000 euros.

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