Un año y medio de cárcel por amenazar y agredir a un médico de Cullera por el color de su piel
El acusado, de 69 años, reconoce los hechos y pide disculpas al facultativo. «Estaba nervioso porque pensaba que mi mujer se moría»
Las amenazas y agresiones al personal sanitario son cada vez más frecuentes, la tensión con determinados pacientes al considerar que no son atendidos como ellos quisieran (uno siempre piensa que su caso es el más apremiante) lleva a situaciones violentas como la ocurrida hace una semana en el centro de salud de la Coma, en Paterna, o el pasado domingo en Picassent, que terminó con una mujer detenida. Si a eso le sumas comentarios racistas, la gravedad del delito se dispara y puede acabar en una condena de cárcel, como así ha sido.
Un hombre de 69 años, vecino de Cullera, ha aceptado en la mañana de este jueves una pena de un año y medio de prisión tras ser condenado por sentencia in voce por un delito de odio, atentado a la autoridad (personal sanitario) y dos delitos leves de lesiones y amenazas. El acusado ha reconocido que tras acudir muy nervioso al centro de salud de su municipio, solicitando ayuda porque pensaba que su mujer se estaba muriendo, increpó y amenazó a un médico. En los hechos probados tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre las partes se recoge que lo hizo en un claro desprecio hacia el color de su piel, llamándolo «negrito» y «negrata».
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia le impone además del año y medio de cárcel -que no cumplirá al ser una pena inferior a los dos años y carecer de antecedentes- una multa de 180 euros por el delito leve de amenazas y 60 euros por el delito leve de lesiones. En concepto de responsabilidad civil deberá indemnizar al médico con 6.000 euros por daños morales, de los cuales ya ha consignado 450 euros.
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Los hechos ocurrieron el 26 de septiembre de 2023 cuando el ahora condenado acudió a un centro de salud de Cullera para reclamar atención sanitaria urgente para su esposa. Tras saltarse los controles e ir directamente a la zona de Consultas, comenzó a vociferar, tratando de entrar en la consulta de uno de los doctores, al que, «en claro desprecio hacia el color de su piel», se refirió en repetidas ocasiones como el «negrito» o el «negrata». Dada la situación violenta, el médico solicitó la presencia de la Guardia Civil, que tuvo que acudir al ambulatorio para impedirle la entrada al sexagenario.
Pese a este primer incidente, tras acudir el doctor junto con la enfermera hasta el domicilio del acusado para visitar a la paciente, acompañados de agentes de la Guardia Civil, el acusado, en vez de deponer su actitud, siguió increpando al facultativo, «despreciándolo tanto por el color de su piel como por su condición de extranjero», con frases como «no eres español, vienes a quitarle el trabajo a los españoles», llegando a tratar de abalanzarse sobre él, lo que fue impedido por uno de los agentes de la Guardia Civil.
El procesado manifestó delante de los agentes que su intención no era pegarle, «que le quería rajar», según los hechos reconocidos en la conformidad. Finalmente volvió a dirigirse a la víctima diciendo: «Yo voy a estar vivo para pagar lo que tenga que pagar, pero tú no vas a estar vivo para contarlo».
Estos hechos produjeron en la víctima «un sentimiento de humillación importante al sentirse menospreciado por razón del color de su piel y de su origen nacional», agravado al tener en cuenta que dicha humillación fue delante de varias personas, incluida la propia paciente, la enfermera y los agentes de la autoridad. Como consecuencia de estos hechos, el médico resultó con lesiones consistentes en estrés postraumático y estuvo siete días sin poder trabajar.
Víctima y condenado se estrechan la mano
El Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente penas que sumaban seis años de cárcel, aunque tras el acuerdo alcanzado por la defensa y el reconocimiento de hechos del acusado, visiblemente arrepentido, se le ha rebajado a seis meses de prisión por un delito cometido con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas garantizadas por la Constitución (delito de odio) y un año por el atentado a la autoridad, en este caso sanitaria.
Eso sí, se le suspende la ejecución de la pena de prisión y no deberá ingresar en la cárcel con la condición de que no delinca en una plazo de dos años, que realice un curso de reeducación en materia de igualdad y el compromiso de pagar la indemnización.
Al finalizar la vista oral condenado y víctima se han estrechado la mano en un gesto sincero de arrepentimiento por parte del acusado, quien le ha pedido disculpas por su actitud ese día al perder los nervios porque quería que fuera corriendo a su casa para que salvara la vida de su esposa. «La lección está aprendida», ha manifestado el hombre antes de despedirse del doctor al que increpó y amenazó, precisamente el único que salió a atenderlo cuando todos sus compañeros se escondieron al escuchar vociferar al ahora condenado. «Me gusta ayudar a las personas», asegura Mario, quien ya quiere cerrar página con esta condena y las disculpas de su agresor.