Cuál es la mejor fruta para los diabéticos
Esta fruta tropical aporta fibra, antioxidantes y ayuda a mantener una digestión saludable
Padecer diabetes no significa renunciar al sabor ni vivir bajo una lista interminable de prohibiciones. Sin embargo, es cierto que quienes conviven con esta enfermedad deben prestar especial atención a lo que comen, sobre todo cuando se trata de alimentos con azúcares naturales, como las frutas. No todas afectan igual a los niveles de glucosa, y algunas incluso pueden convertirse en grandes aliadas si se eligen con criterio.
Una duda habitual en consulta es si hay frutas mejores que otras para controlar el azúcar en sangre. Y la respuesta es que sí. Aunque la mayoría pueden tomarse con moderación, hay una en particular que destaca por sus propiedades: la papaya. Esta fruta tropical no solo tiene un índice glucémico bajo, sino que además aporta fibra, antioxidantes y ayuda a mantener una digestión saludable, todo sin disparar los niveles de glucosa.
No es casualidad que cada vez más nutricionistas recomienden incorporar la papaya en la dieta de quienes padecen diabetes tipo 2. A diferencia de otras frutas más azucaradas, como el plátano muy maduro o el mango, la papaya presenta un índice glucémico bajo. Esto significa que su consumo no provoca picos de azúcar bruscos en sangre, lo cual es fundamental para mantener un buen control glucémico.
Pero además, su riqueza en fibra soluble contribuye a frenar la absorción de glucosa durante la digestión. Este efecto no solo estabiliza los niveles de azúcar, sino que también genera una mayor sensación de saciedad. En la práctica, esto ayuda a evitar los clásicos picoteos entre horas que pueden descompensar a un paciente diabético.
Una fruta rica en vitaminas y antioxidantes
Más allá del azúcar, la papaya ofrece un perfil nutricional especialmente interesante. Aporta vitamina C, vitamina A y antioxidantes naturales como los betacarotenos, que protegen las células frente al estrés oxidativo, un proceso que tiende a acelerarse en personas con diabetes.
Por otro lado, contiene una enzima llamada papaína, que facilita la digestión y reduce la inflamación intestinal. Esto es especialmente útil en dietas que tienden a ser más restrictivas o en pacientes con digestiones pesadas.
Y un dato importante: 100 gramos de papaya apenas contienen unas 43 calorías. Esto la convierte en una opción ideal para quienes también buscan perder peso o mantenerlo a raya, algo que suele ir de la mano del tratamiento de la diabetes tipo 2.
Cómo tomarla (y cómo no)
Lo ideal es consumir la papaya fresca y troceada, preferiblemente como parte de un desayuno completo o como merienda. Una porción razonable para un adulto equivale a una taza de papaya (unos 150 gramos). Puede combinarse con yogur natural, con un puñado de frutos secos o con una cucharada de semillas de chía, por ejemplo.
Lo que sí conviene evitar es tomarla en forma de zumo, ya que al eliminar la fibra, el azúcar natural de la fruta pasa mucho más rápido a la sangre. También se desaconsejan las versiones deshidratadas o en almíbar, donde el contenido de azúcar suele estar muy por encima del natural.
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