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El lavavajillas es uno de los electrodomésticos que nos permite ahorrar tiempo en las tareas del hogar. Fotolia

Una nueva investigación advierte del riesgo para la salud del uso del lavavajillas: «Es una acción aparentemente inocua»

Este electrodoméstico puede estar contribuyendo silenciosamente a la liberación masiva de microplásticos

Domingo, 29 de junio 2025, 00:59

En la rutina doméstica, pocos gestos parecen tan inofensivos como meter un táper de plástico en el lavavajillas. Lo hacemos casi por reflejo, sin pensar que esa comodidad cotidiana podría tener consecuencias preocupantes para nuestra salud y para el medio ambiente. Sin embargo, un estudio reciente liderado por la Universidad de Queensland (Australia) lanza una advertencia clara: este electrodoméstico, presente en millones de hogares, puede estar contribuyendo silenciosamente a la liberación masiva de microplásticos.

Lejos de ser una amenaza lejana o anecdótica, los microplásticos se han convertido en una preocupación global. Se trata de diminutos fragmentos de plástico —de menos de cinco milímetros— que provienen de la degradación de productos plásticos expuestos al calor, al roce o al uso continuado. Son tan pequeños que resultan imposibles de filtrar por los sistemas convencionales de tratamiento de agua. Y lo más alarmante: ya han sido hallados en lugares tan insospechados como la placenta humana, el tejido pulmonar o la sangre.

La investigación, publicada en la revista ACS ES&T Water, pone el foco en un escenario muy concreto: el lavavajillas doméstico. Según los autores del estudio, tan solo un ciclo de lavado con utensilios de plástico puede liberar hasta 920.000 partículas plásticas —entre micro y nanopartículas— al sistema de aguas residuales.

«Es una acción aparentemente inocua», alertan los investigadores, «pero los datos reflejan un impacto considerable y acumulativo». La cifra, extrapolada a nivel anual y por hogar, se dispara hasta los 33 millones de partículas. Un volumen que, multiplicado por millones de lavavajillas en funcionamiento, ilustra el alcance de esta fuente de contaminación inadvertida.

El peligro de los microplásticos

Aunque el lavavajillas no es, ni mucho menos, el único responsable de la presencia de microplásticos en el medio ambiente, su papel empieza a cobrar relevancia. La combinación de agua caliente, detergentes y ciclos abrasivos favorece la degradación del plástico, especialmente cuando se introducen recipientes no diseñados para resistir esas condiciones. El resultado es la liberación de partículas invisibles que, tras el lavado, acaban en los sistemas de saneamiento y, finalmente, en ríos, mares y acuíferos.

Los expertos en salud ambiental muestran creciente preocupación por la exposición prolongada del ser humano a estos compuestos. No sólo por su posible toxicidad directa, sino porque los microplásticos pueden actuar como vehículos para transportar metales pesados, compuestos orgánicos persistentes o bacterias patógenas.

Aunque todavía se están investigando los efectos a largo plazo de la presencia de microplásticos en el organismo humano, algunas evidencias preliminares los vinculan con inflamaciones, alteraciones hormonales y riesgos potenciales para el sistema inmunológico.

¿Qué se puede hacer ante este escenario? De momento, los científicos recomiendan medidas preventivas sencillas pero efectivas, como evitar lavar plásticos no aptos para altas temperaturas en el lavavajillas, optar por recipientes de vidrio o acero inoxidable, y no abusar de utensilios desechables o de baja calidad.

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