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Belén Martínez no tenía claro a qué quería dedicarse cuando empezó a estudiar Ingeniería Química. «Se tocan muchos palos», recuerda. Pero todo cambió un día ... cualquiera en la universidad, cuando salía del laboratorio. Un compañero le enseñó unas cápsulas que se disolvían en agua y no generaban residuos. Eran productos de limpieza concentrados en envases que desaparecían tras su uso. Fue un flechazo a primera vista.
«No solo evitabas el envase en sí, también se reducían los costes de almacenamiento y transporte, y con ello las emisiones de CO₂. Me pareció una idea tremenda», cuenta.
Aquella empresa para la que su compañero hacía prácticas estaba centrada en productos para lavavajillas y lavadoras. Posteriormente, ella empezó a trabajar en esa misma compañía, donde ha seguido creciendo en los últimos años hasta decidir dar el salto de emprender su propio proyecto. Para ello, Belén se hizo una pregunta clave: ¿por qué no llevar ese concepto a otros productos de limpieza para el hogar?
La idea fue creciendo hasta convertirse en Orwash, una startup que nació oficialmente en enero de 2024 y que ahora quiere revolucionar los estantes de nuestros baños y cocinas. Su propuesta es sencilla: cápsulas de 4,5 mililitros con producto concentrado, listas para disolver en agua dentro de una botella reutilizable. «La botella la usas de forma ilimitada, solo cambias el cabezal una vez al año como mucho», explica.
Los productos —de momento tres limpiadores genéricos— ocupan lo que una caja de cerillas. Literalmente. «Un litro de producto en ese espacio. Eso, a nivel logístico, es una barbaridad», apunta. Y, como quien no quiere la cosa, aborda el problema del exceso de plástico y el de la eficiencia en el transporte.
Orwash comenzó vendiendo en internet y en puntos especializados como herbolarios y tiendas ecológicas. Mientras tanto, Belén afinaba su plan de negocio. La idea inicial era comercializar, pero ahora quiere también fabricar sus propias cápsulas. «Hasta ahora las producía la empresa donde trabajaba, pero ya estoy moviendo maquinaria gracias a una subvención a fondo perdido», explica con entusiasmo esta emprendedora, que ha contado también con el respaldo de MicroBank, perteneciente a CaixaBank.
Antes de emprender, propuso a aquella empresa lanzar una línea dirigida al consumidor final, pero no cuajó. «Estaba desarrollando proyectos para terceros, cuando en realidad quería centrarme en el mío. Así que di el salto», resume. Un salto valiente, pero medido, con formación, experiencia y una idea clara: transformar la limpieza diaria de los hogares en una práctica más sostenible.
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