Así es cómo se revela el origen familiar de los apellidos españoles
Los expertos clasifican los apellidos de España en cuatro grandes categorías
Mar Georga
Sábado, 20 de septiembre 2025, 00:26
Los apellidos se erigen como una conexión directa con el pasado histórico y familiar. Adoptan formas diversas que, según los especialistas, pueden agruparse en cuatro grandes grupos. Cada uno de ellos proporciona claves distintas sobre la procedencia y evolución de las líneas familiares.
Apellidos patronímicos: el legado del nombre del padre
Uno de los más característicos en la tradición hispánica es el patronímico, que son aquellos que derivan del nombre de un antecesor paterno. Estos apellidos solían formarse añadiendo sufijos como -ez, -az, -iz, -oz o -uz, que indicaban descendencia. Así nacieron apellidos tan comunes como Pérez ('hijo de Pedro'), Fernández ('hijo de Fernando') o Sánchez ('hijo de Sancho'). Es muy extendido y a día de hoy es un rasgo muy representativo de la nomenclatura española.
Toponímicos: la marca del lugar de origen
Los apellidos toponímicos están ligados a la geografía: hacen referencia al lugar donde vivía la familia o de donde procedía. Por ejemplo, un apellido como Navarro sugiere raíces en Navarra, mientras que Torres, Castillo o Castellano aluden a elementos geográficos o localidades concretas. Durante la Edad Media, cuando muchos individuos compartían el mismo nombre en aldeas pequeñas, asociarlos con su lugar de procedencia era una forma práctica de diferenciarlos.
Nombres comunes convertidos en apellidos
Otro grupo de apellidos proviene de características personales o valores culturales. Algunos se originaron a partir de atributos físicos o rasgos de personalidad. Es el caso de Rubio, posiblemente asignado por el color de cabello, o Bravo, por su carácter valiente. Otros, como Cruz, reflejan creencias religiosas o elementos simbólicos. Aunque son menos frecuentes que los apellidos patronímicos o toponímicos, estos ofrecen una perspectiva interesante sobre cómo eran vistos ciertos individuos dentro de su comunidad.
Profesiones que dieron nombre a familias
También hay apellidos que tienen su origen en oficios antiguos. Eran comunes en épocas en que las profesiones se transmitían de generación en generación, lo que convertía a la ocupación en parte esencial de la identidad familiar. Tejedor, Pastor, Herrera o Molina (relacionado con el molinero) son ejemplos de cómo el trabajo artesanal acabó dando forma al apellido a través de las generaciones.
Apodos que se volvieron herencia
Por último, existen apellidos que surgieron de sobrenombres o motes, como Gordo o Largo. Lo que en un principio fue una forma informal de identificación, con el tiempo se formalizó y pasó a formar parte del linaje familiar. En conjunto, estos tipos de apellidos conforman un mosaico que refleja la historia, la cultura y las circunstancias sociales de los antepasados.