Mayores al volante o cómo desmontar mitos: los jóvenes tienen más accidentes
Un informe sobre seguridad vial entre el colectivo de edad más avanzada destaca que renunciar a conducir opera como un factor traumático para la mayoría
J.A.L.
Miércoles, 24 de julio 2024, 00:50
Atención, pregunta: los conductores de edad avanzada, ¿son realmente un peligro? Y más dudas: qué supone para estas personas dejar de conducir y qué recomiendan los expertos para que el proceso de cese no sea traumático. Otro interrogante: en qué señales hay que fijarse para dejar de conducir. Son cuestiones que merecen una respuesta dentro de una reflexión colectiva sobre los problemas asociados a la mejora de la seguridad vial y activan un informe de reciente publicación que desmonta algunos mitos al respecto: por ejemplo, su conclusión central según la cual los siniestros viales con lesiones a terceros y mayores de 65 años son entre un 24% y un 51% menos frecuentes que los de los más jóvenes. Y alguna conclusión lateral: según los expertos que han redactado el estudio, «dejar de conducir es parte de la vida, pero puede resultar traumático para muchos mayores, sobre todo cuando no existen alternativas de transporte público».
Esa es la opinión del grupo de especialistas reunidos por Fundación MAPFRE para su estudio 'El proceso de cese de la conducción en personas mayores', «cuyo objetivo es analizar la seguridad al volante de los conductores de más de 65 años, dar a conocer las variables socioemocionales que influyen en la decisión de decir adiós a las llaves del coche y exponer las consecuencias que conlleva tomar esta decisión». La publicación explica cómo influye el deterioro cognitivo de estas personas en la seguridad vial, «una condición cada vez más frecuente a medida que las personas envejecen, y que puede resultar más difícil de diagnosticar en sus fases iniciales que otras condiciones físicas, como la pérdida de visión». «Los reconocimientos oficiales de conductores no están diseñados específicamente para detectarlo», observan.
El estudio de también destaca otros factores. Uno, muy oportuno, es que el 45% de los exconductores sénior reconoce haber renunciado a ir al volante de su coche de manera involuntaria. Llama la atención que el tiempo medio que transcurre desde que se plantea el cese de la conducción hasta que se hace efectivo suele ser de un año y que la mayoría abandona la conducción hacia los 75 años. Además, los autores de la publicación desvelan que casi la mitad de los mayores (44%) que han dejado de conducir siente que se ha reducido su nivel de independencia, de donde nace una sugerencia: no hay que restringir injustificadamente la movilidad de los mayores ni permitirles conducir cuando no reúnen las aptitudes necesarias.
Sus conclusiones contienen otras recomendaciones. Apuntan hacia la mejora del conocimiento sobre la relación entre deterioro cognitivo inicial y la seguridad vial y sobre la conveniencia de alcanzar un consenso sobre las baterías de tests más adecuadas para diagnosticarlo. ¿Más consejos al respecto? La publicación aboga por animar a este colectivo a pasar todos los reconocimientos psicofísicos necesarios para la renovación del permiso de conducir y hacer caso a las recomendaciones de los médicos. También sugieren a los mayores que viajen acompañados siempre que sea posible, que no usen el coche en hora punta, ni en condiciones meteorológicas adversas y horarios nocturnos y que, en general, sean conscientes de los efectos de los medicamentos que se están tomando y sus posibles implicaciones en la conducción. Ademas, aconsejan extremar el cuidado al volante y ofrecen sobre este particular una serie de pautas: aproximarse con cuidado a las intersecciones, acostumbrándose a mirar dos veces a ambos lados de la carretera antes de proseguir y agudizar las precauciones a la hora de girar.
El resumen de la publicación anota otra evidencia: aunque los conductores mayores registran menos siniestros viales con lesionados que los jóvenes, sí que son más vulnerables cuando sufren lesiones de tráfico. También se caracterizan por ser el grupo con mayor experiencia y ser menos arriesgados que otros conductores, un factor que el informe relaciona con una serie de datos de siniestralidad sobre este colectivo: los mayores de 74 años presentan la tasa más alta de fallecidos viales de entre todos los grupos de edad, en parte debido a su mayor fragilidad física y al hecho de que, a menudo, estas personas conducen vehículos más antiguos que la media y se desplazan, con mayor frecuencia que otros conductores, por vías secundarias, menos seguras que autovías y autopistas.