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La fachada del Roig Arena iluminada, tras la gala Valencianos para el siglo XXI de este jueves.

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La fachada del Roig Arena iluminada, tras la gala Valencianos para el siglo XXI de este jueves. IRENE MARSILLA
Premios Valencianos para el siglo XXI de LAS PROVINCIAS 2025

La crónica más jugosa de la gala Valencianos para el Siglo XXI

La fiesta de LAS PROVINCIAS se convierte en el pistoletazo de salida de la temporada social en la ciudad, que se anima con la inauguración del Roig Arena

Elena Meléndez

Valencia

Domingo, 21 de septiembre 2025, 14:27

Si usted, lector, es una de las personas afortunadas que el pasado jueves pudo asistir a la gala Valencianos por el Siglo XXI, le felicito. Por un lado, se trataba del 25 aniversario de los premios y el diario consiguió congregar a una cantidad ingente de talento. Por otro, se celebraba en el Roig Arena, el recinto de moda, el monumento al esfuerzo y virtuosismo que todo el mundo quiere conocer, el orgullo de una ciudad cuya vida parece orbitar alrededor de sus escamas metálicas. El tema está en que todo el mundo quería ir y las plazas eran limitadas, por lo que se armó un buen revuelo.

A la vez que yo llega Isabel Aliño, la Carolina de Mónaco local, acompañada de su hija, también dotada con el discreto encanto de la burguesía. Francis Montesinos pasa como una exhalación, de negro y con brillo de artista. También saludo al doctor Láinez, siempre cálido, atento y con aura de dramaturgo francés. El recinto impone, sobre todo cuando accedes al auditorio negro y te das cuenta de que los asistentes, unas 1.500 personas, sólo ocupamos una parte de la pista, ni siquiera la mitad. En el cóctel me encuentro a la dentista Lucía Asensio peinada con melena ladeada a lo Rita Hayworth. Cuando se la presento al grupo que me acompaña los hombres se ponen un poco nerviosos y coquetos, como es habitual. Me paro a saludar a Miquel Nadal, director general de Cultura, un hombre pragmático con un humor que me recuerda al de los personajes de Woody Allen.

Hablamos de escribir, coincidimos en que es una de esas cosas que hacen de la vida algo más confortable, se visualiza en Oliva entregado a sus letras con alguna pausa para airearse en el bar del pueblo. Todo llega. Mayrén y el doctor Murgui siempre aportan elegancia y un punto extravagante, como se si fueran dos invitados del guateque de Peter Sellers. La ministra Diana Morant luce un vestido negro de cuello subido que deja los hombros al aire, pero es su corte de pelo a lo Louise Brooks, ese bob simétrico con flequillo, lo que capta la atención de los asistentes. Charlo un rato con la doctora Juana Crespo, una eminencia en lo suyo con una personalidad arrebatadora. Empieza el desfile de canapés, yo me entrego a una mini hamburguesa de sepia mientras espero la obligada croqueta de pollo que, al final, resulta ser de morcilla.

Me hago fuerte en una zona de mesas altas con el abogado Luis Roca y su socio, Juan Torres, ambos chispeantes y con clase personal. En los corrillos se habla todavía de los coleos del verano, de esos fines de semana que los 'VIP' aún escampan hacia Xàbia o Benicàssim, de las escapaditas con amigos a Formentera que se han vuelto tendencia en septiembre, de los saraos que vienen. Detecto ganas de salir, de ver y ser vistos. La sombra de la familia Roig flota en el aire hacedores, entre otras genialidades, de ese Roig Arena que promete regalarnos tantos momentos memorables. La temporada promete.

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