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Puig, Oltra y Dalmau durante una sesión de control en Les Corts. EFE
Los líderes del Botánico, a la deriva

Los líderes del Botánico, a la deriva

Puig, Oltra y Dalmau acumulan dificultades de gestión en el primer semestre de legislatura, marcado por los frentes abiertos de situaciones relacionadas con sus ámbitos más personales | La debilidad de los responsables afecta también a la cohesión del Consell donde cada partido trabaja por su cuenta

Domingo, 15 de diciembre 2019, 01:05

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La legislatura del renacimiento, espacio en el que al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, le gusta situar la fase política que debería atravesar el Botánico, ha arrancado con el pie izquierdo para los líderes de los tres partidos que forman el Gobierno valenciano. Tras la etapa de la reparación y la reconstrucción que PSPV y Compromís llevaban cuatro años enarbolando, la gestión relacionada con algunos de sus círculos más personales amenaza con pasar una grave factura tanto al presidente como a la vicepresidenta. Mientras, el tercero en discordia, el recién llegado socio Unidas Podemos, con Rubén Martínez Dalmau, se ha instalado en un papel institucional más centrado en la cortesía que en la pura gestión. Sobre todo después de no haber logrado retener competencias de calado en el área de Vivienda y Arquitectura Bioclimática que gestiona.

La debilidad de los tres líderes de PSPV, Compromís y Unidas Podemos ha pasado también factura a la cohesión entre las tres partes del Gobierno, que trabajan de la manera más independiente posible, con un mestizaje reducido al día a día administrativo. Los socios tuvieron serias dificultades para cerrar el presupuesto de 2020, mantuvieron serias discrepancias por los recortes que el Consell llevó a cabo en verano y los equilibrios de sintonía varían con cada decisión. La situación se ha agravado con los problemas que la investigación de las ayudas del Consell a las empresas del hermano del presidente ha supuesto para el jefe del Consell. Pero también con la condena para el educador que abusó de una menor en un centro concertado por la Generalitat, expareja de la vicepresidenta Mónica Oltra, encargada de la gestión de las políticas de menores. A Martínez Dalmau, con poco margen para la gestión, ya le han surgido las primeras protestas de los antidesahucios, y su agenda se completa día a día con actos de representación a lo largo y ancho de la Comunitat en su faceta de vicepresidente.

La desconfianza se ha instalado además entre PSPV y Compromís, heredada de la decisión del presidente Puig de adelantar las elecciones autonómicas, que ha acabado por deteriorar la ya de por sí frágil relación con su vicepresidenta. Sin embargo, los graves problemas de ambos surgidos en los últimos meses, han debilitado la posición de ambos tanto en el Gobierno valenciano como en sus respectivos partidos. La diferencia es que en el PSPV, salvo sorpresa, no existe recambio a la vista para un secretario general que no tiene gran vida orgánica, mientras en Compromís, Vicent Marzà ya ha mostrado su disposición. En cualquier caso, hay motivos para la preocupación en el Botánico II.

Ximo Puig | PSPV

Tormenta familiar tras 4 años de calma

Las ayudas públicas a su hermano, que ya investiga un juez empañan la imagen del presidente

Ximo Puig.
Ximo Puig. J. Monzó

La segunda legislatura de todo presidente siempre resulta mucho más complicada que la del debut. Que se lo digan si no al jefe del Consell, Ximo Puig, que ha iniciado su segundo y último mandato con las mayores turbulencias desde su llegada al Palau de la Generalitat. Tras cuatro primeros años plácidos, en los que su figura institucional cosechó las más altas cotas de aceptación en las encuestas, el también secretario general de los socialistas valencianos ha saltado a la versión negativa de los titulares de casi todo el espectro ideológico.

La segunda legislatura Botánica comenzó con un alto incremento de la estructura del Gobierno, que pasó de 130 personas (entre altos cargos y asesores) a 254. El suflé de cargos fue tal que algunos de ellos, a día de hoy, todavía permanecen sin nombrar. La oposición encontró ahí munición para dar inicio a la ofensiva contra el presidente, que hasta entonces había permanecido casi entre algodones. Pero, sin duda, el principal problema estaba por llegar.

La quita que el Instituto Valenciano de Finanzas realizó al grupo editorial en el que Ximo Puig posee participaciones - es accionista de la editora del diario Mediterráneo, controlado por Zeta, ahora absorbido por Prensa Ibérica- y la participación del propio jefe del Consell en el pleno que validó la decisión lo situó en un foco del que a día de hoy aún no ha podido salir. A raíz de esa operación, la oposición revisó con detalle la relación del presidente con los medios a través de la publicidad institucional y llegó hasta las ayudas y subvenciones, hasta aterrizar en las empresas relacionadas o propiedad de su hermano, Francis Puig. Un juzgado investiga ya las ayudas que la Generalitat ha concedido al hermano del presidente desde el área de Educación, a través de la promoción del valenciano, pero las subvenciones se reparten por numerosas áreas del Consell. Además, la tensión con Compromís desde la decisión unilateral de adelantar las elecciones se ha elevado hasta dar casi por quebrada su relación con Mónica Oltra. La gestión, brilla también por su ausencia mientras que el partido ha iniciado ya la carrera orgánica que tan poco gusta a Puig.

Mónica Oltra | Compromís

Una condena con preguntas sin respuesta

La gestión de Oltra, tocada por el caso de abusos de su ex y por la aparición de Marzà en la batalla orgánica

Mónica Oltra.
Mónica Oltra. EFE

Mónica Oltra, la gran referencia política de la izquierda valenciana, la salvaguarda de Compromís, victimizada el pasado mes de marzo con la decisión de Ximo Puig de adelantar las elecciones autonómicas, se ha situado bajo el foco por los cinco años de cárcel impuestos a su exmarido, monitor en un centro de menores, por abusos a una adolescente. La polémica abarca la gestión que su departamento ha hecho del caso, y cuyos interrogantes deja sin resolver la propia sentencia. Desde esa referencia explícita a que todo el centro conocía que el ahora condenado estaba casado con la vicepresidenta del Consell, que también es la responsable del departamento de Igualdad y Políticas Inclusivas, y a que esa circunstancia pudo condicionar la denuncia de los hechos, pasando por la aparentemente inexplicable actitud de la directora del centro y de la psicóloga, que en las reuniones con la niña después de que se produjeran los abusos no le pregunta por esos hechos, o por la circunstancia de que la Generalitat no defendiera a la menor pese a tener su tutela.

Preguntas para las que la respuesta de la conselleria ha sido poco más que negar trato de favor hacia el exmarido de la vicepresidenta. Una respuesta demasiado corta para el nivel de condena pública que la propia Oltra exhibió en el caso del centro de Segorbe, para el que su departamento no dudó en mostrarse especialmente expeditivo. Oltra, la punta de lanza de aquel 'rescatem persones', enredada ahora por la gestión administrativa de un caso de abuso de una menor -la verdadera víctima de todo el asunto- que al margen de salpicarle personalmente, deja maltrecha la gestión de su departamento en un asunto de tanta sensibilidad. Casi coincidiendo en el tiempo, se produce el primer movimiento serio de Vicent Marzà, el conseller de Educación, que apunta a futuro líder de la coalición. A pocos meses del congreso del Bloc, el joven dirigente deja abierta la puerta a liderar la coalición si así se lo reclaman sus compañeros. Una decisión que le pondría frente a Oltra, o que da por hecha una salida de ésta que, por el momento, ella dice no contemplar.

Rubén Martínez Dalmau | Unides Podem

Vicepresidente 'verde' sin competencias

El dirigente de Podemos no acaba de encontrar su sitio ni en el Consell ni en el partido

Rubén Martínez Dalmau.
Rubén Martínez Dalmau. EFE

Rubén Martínez Dalmau se presentó a los medios de comunicación en su primera comparecencia pública después de que PSPV, Compromís y Unidas Podemos alcanzasen un pacto de Gobierno como el nuevo «vicepresidente verde». El actual vicepresidente segundo y conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática aseguró entonces que Podemos gestionaría parte de las competencias de medio ambiente, pero la realidad de los primeros meses de gestión ha evidenciado que el dirigente apenas tiene margen de maniobra en ese campo.

La cumbre del clima y el Reglamento Orgánico y Funcional (ROF) publicado en las últimas semanas muestran que es Compromís y su consellera, Mireia Mollà, la que realmente lleva las riendas en esta materia hasta tal punto que en la cita de estas semanas ha acaparado todo el protagonismo en detrimento del propio Martínez Dalmau.

Sobre la otra área que gestiona el dirigente, la de Vivienda, las propuestas tampoco terminan de arrancar. El vicepresidente segundo ha sufrido una protesta de un colectivo que hasta hace poco era muy afín a su partido, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

Los antidesahucios reclamaron la «una intervención directa del presidente» Ximo Puig para que no se pierda un euro de las ayudas de emergencia habitacional y para poner en marcha un Plan de Choque coordinado para paliar los efectos de este problema. Una situación que, unida a las escasas competencias de Medio Ambiente, ha provocado que la Vicepresidencia segunda no ejerza un papel relevante dentro del Ejecutivo autonómico.

Fuera de la gestión, Martínez Dalmau también tiene la particularidad que, a diferencia de Ximo Puig y Mónica Oltra, no cuenta con un puesto orgánico en su formación. El vicepresidente nunca ha estado en la dirección de Podemos y eso ha tenido la consecuencia de que haya existido una falta de coordinación, admitida incluso desde la propia conselleria. Una deficiencia que se pretende solucionar con la gestora que ha tomado las riendas del partido tras la dimisión de Antonio Estañ.

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