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La dana ha redibujado los perfiles de los principales protagonistas de la política valenciana. Son cinco meses de evidente tensión en la defensa de un ... relato que enfrenta de manera inevitable a este quinteto de protagonistas. En ninguna de sus biografías se podrá ya obviar el elemento determinante de la dana. Y eso al margen del impacto psicológico que 228 muertes pueden dejar en un dirigente. Quizá no alberguen un sentimiento de culpa, pero resulta imposible desligarse de una responsabilidad como esta. Todos tuvieron un papel en aquel fatídico 29 de octubre. Salomé Pradas, la exconsellera, fue la primera política cesada por su gestión de la dana. Vivió, además, una agonía innecesaria. Nueve días de espera cuando todos conocían ya su destino.
El presidente de la Generalitat afronta un presente complicadísimo. La situación más comprometida que se ha vivido por parte de cualquier inquilino del Palau. Resulta complicado encontrar un dirigente que, en privado, crea que una expectativa de futuro. El síndic del PP, Juanfran Pérez Llorca, no se atrevió a hacerlo esta semana durante una entrevista en À Punt. «No es momento de hablar de candidatos». Hablaba de las elecciones de 2027. Desde Génova se ha puesto el mismo esfuerzo en desestabilizar que en apoyar. Y eso ya es toda una declaración de intenciones. El presidente trata de seguir siendo presidente. Pero la calle no perdona. Mazón se ha visto obligado a reducir su presencia pública a lo estrictamente necesario. Su asistencia empieza incluso a ensombrecer el propio evento, a dejar un mal sabor de boca. Ocurrió, por ejemplo, en la toma de posesión del presidente del TSJ. Las críticas a Mazón se dividen en dos hechos relacionados entre sí. Por un lado, la ausencia del dirigente en el Cecopi, el día más grave que ha vivido la Comunitat. Cierto que el presidente no es miembro de este órgano y eso le exime de responsabilidad judicial. Pero la ausencia le condena a ojos de la opinión pública. Sin olvidar la opacidad de su relato. En un principio anunció que llegó al Cecopi a partir de las 19 horas y, más tarde, fotografía mediante, demostró que eran las 20.28 horas. Sólo este cambio de versión –algunos hablarán de ajuste– dinamita cualquier credibilidad. Pero ese factor, tan subjetivo y a la vez necesario para un dirigente político, ya arrastraba mínimos históricos.
La segunda derivada de este acontecimiento es quizá la que más presión mediática le genera: la comida con Maribel Vilaplana para ofrecerle la dirección de À Punt. No es el hecho sino el incomprensible silencio de los días posteriores y los cambios de versión, que si almuerzo privado, que si de trabajo pero como presidente del PP. La parcial incomunicación del presidente y el agujero en su agenda oficial. ¿Es asumible que todavía no se conozca qué hizo el presidente desde las 17.30 a las 20.28? La respuesta oficial es que estuvo en el Palau. Pero eso hoy resulta insuficiente. Lo más llamativo del ecosistema en el que habita Mazón es que sólo un milagro –antes de la dana rozaba la mayoría absoluta– puede revertir su situación. De momento, sobrevive con respiración asistida. La Navidad le permitió coger algo de aire. La llegada del verano es la próxima parada, el objetivo a corto plazo.
Nadie debería presumir de una gestión que ha terminado con 228 muertos. Pero el papel de Pilar Bernabé, delegada del Gobierno, la ha impulsado a cotas de popularidad inimaginables hace meses. La delegada ha sido más hábil que prácticamente todo los miembros del Consell a la hora de conectar con la calle. Es una trabajadora infatigable pero, además, ha logrado que sea vista como tal. Bernabé ha ganado reconocimiento en la dirigencia nacional del PSOE aupada al cuarto puesto en el organigrama, como la responsable de las política de Igualdad. Arrastra desde hace meses una sobreexposición mediática –no hay día que no salga y con asuntos en los que es sencillo errar– e incomprensiblemente no parece quemada. Es el activo de más valor en unos comicios electorales. Su futuro está en el Ayuntamiento de Valencia. No es difícil que mejore resultados. El PP la ha convertido en la diana de todos sus ataques. Es consciente de que es el rival a batir. Su citación como testigo, de entrada, avala su gestión. Pero en su declaración admitió que en el Cecopi no se habló del barranco del Poyo y que el presidente de la CHJ no le informó del aumento del caudal.
Una de las grandes perdedoras en la izquierda. No ha sabido aprovechar la debilidad del PP en estos cinco meses. No supo jugar sus cartas. Primero mostró su supuesta voluntad de pactar los presupuestos. Sin contraprestaciones. Luego, rectificó y ha terminado criticando las cuentas. No fue el único órdago. Amenazó a Feijóo con una moción de censura si no apartaba a Mazón. El líder popular no movió ficha y toda la presión giró hacia la ministra que acabó anunciando, previa convocatoria de prensa, algo tan simple como ridículo: «Queremos votar». Una cuestión, la de las elecciones autonómicas, que depende directamente del presidente.
La pujanza de Bernabé, lejos de beneficiarle, ha terminado por restarle relevancia. En clave orgánica también se respira tensión en la provincia de Valencia. Y ya, por último, tampoco su gestión en el ministerio le permite ganar enteros como ha ocurrido con el escándalo del CNIO. Un viaje a la Antártida en plena reconstrucción de la dana también descolocó a dirigentes del PSPV.
El presidente del Gobierno se ha olvidado de la Comunitat tras la dana. Un dato muestra su implicación y cercanía. Tardó 81 días en regresar a la región después de los incidentes en Paiporta de donde tuvo que irse precipitadamente ante la indignación de los vecinos del municipio, el que reúne más víctimas de toda la comarca. El Gobierno defiende su coordinación y colaboración con el Consell en las tareas de reconstrucción. Pero los hechos apuntan en otra dirección. Por ejemplo, no hay recursos a fondo perdido. Hacienda reclamó por carta a la ministra Montero que necesitaba de una inyección de recursos que no se devolvieran de la misma manera que el Gobierno se los proporcionó con motivo de la pandemia. Pero el Gobierno lo condicionó a los Presupuestos de 2025. Tampoco ha habido un sistema de financiación autonómica y tampoco hay fondo de nivelación, que es el que piden las cuatro regiones infrafinanciadas –la valenciana, Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha– para situarse al nivel de la media de las autonomías del régimen común. Y, además, la negociación de la quita de la deuda ha sido desfavorable para la región.
Una de las pocas figuras del PP que ha sorteado con solvencia la crisis de la dana. El presidente de la Diputación estuvo en el Cecopi en las horas clave de la dana y ha ejercido tras el desastre una especie de portavocía con algunos matices frente a la línea que marca la vicepresidenta Susana Camarero. Ha sido valiente, además, con algunas entrevistas en territorio siempre complicado como 'Salvados'. Y lo ha hecho con una defensa a ultranza de Mazón que quizá llama más la intención ante la tibieza de dirigentes del PP de quienes se esperaba más apoyo. Además, se ha implicado directamente con el papel activo que la Corporación provincial ha jugado con medios y ayudas a las localidades más afectadas por la dana. Siempre ha dado la cara.
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