El cisma en Compromís dinamita las estrategias
La izquierda valenciana choca en apenas un mes con la corrupción que lastra al PSPV y con una ruptura en la coalición que tapona la táctica post-dana de la oposición
Junio ha resultado un mes terrible para la izquierda valenciana. Empezó con los audios de Cerdán, Koldo y Ábalos que ha dejado muy descolocados ... a los socialistas. En el PSPV reconocen estar en estado de shock. Parecía que era el momento de que Compromís acelerase y reafirmase el terreno que las encuestas señalan que había ganado tras la dana. La coalición había podido exprimir una vena reivindicativa mucho más efectista y combativa que la de los socialistas, que tenían además el hándicap de la aportación económica del Gobierno central, tan escasa y mal articulada que los ayuntamientos se han confesado desbordados para tramitar las obras mientras una quebrada Generalitat (antes ya lo estaba y ahora lo está aún más)ha tardado meses en que cristalizasen las entregas a cuenta y está a la espera de un FLAque durante 12 años había llegado ininterrumpidamente. Así pues, a la izquierda del PSPV (ese nicho electoral que en 2023 se desmovilizó de tal modo que impidió a Puig continuar al frente de la Generalitat pese a lograr su mejor resultado electoral) se le había abierto el cielo político. Sin embargo, en un giro increíble de los acontecimientos, Compromís ha decidido apretar un inesperado botón, que no se sabe si es el de la autodestrucción pero que al menos sí es el de las autolesiones.
A la izquierda de la izquierda del socialismo todo resulta muy similar al diaziduro de plomo, el explosivo más inestable, una sustancia tan sensible frente a impactos, roces y cambios de temperatura que su manipulación es muy peligrosa. Sumar, Izquierda Unida y Podemos no parecen capaces de recomponer un espacio común a nivel nacional. En la Comunitat, Compromís debería liderar todo ese espectro. Podemistas y EU ni siquiera lograron representación en Les Corts en las últimas elecciones autonómicas. ASumar no se le permite poner un pie orgánico en la Comunitat, terreno propio de la coalición configurada por los nacionalistas de Més (el partido mayoritario de la coalicion), los ecosocialistas de Iniciativa del Poble Valencià (la formación fundada por Oltra) y Els Verds.
Todo el terrenito a la izquierda del PSPV está por abonar y parecía que Compromís era el más indicado para liderar la siembra y la 'collita'. Sin embargo, y quizá porque en la coalición se ha removido algo al constatar el modo en que las opciones del PSOE (y por tanto del PSPV) desbarrancaban a partir de la aparición de los audios del caso de los exsecretarios nacionales de Organización, en Compromís se han desatado las hostilidades internas. La discrepancia no es nueva en la coalición valenciana. Antes de llegar el Botánico, pero también durante el Botánico, en Compromís se ha escenificado en multitud de ocasiones las diferencias ideológicas e incluso alguna notable discrepancia respecto a los objetivos políticos. Sin embargo, la decisión del pasado lunes de Més, una decisión «unilateral» supone cruzar una línea insólita y entrar en territorio desconocido. Se está agitando el diaziduro de plomo.
Los nacionalistas han apostado por irse del grupo parlamentario Sumar por su cuenta y (alto) riesgo, al margen de lo que opine el resto de la coalición. Si su consulta a los miembros del Consell Nacional daba el visto bueno a Àgueda Micó, la diputada nacional de Més dejaría Sumar. La pregunta era un trámite. Los nacionalistas sabían el resultado. El sí salió con un 92% de los votos. Fuentes de Iniciativa aseguran que esa consulta no se había pactado con ellos durante el fin de semana previo en el que los dos partidos intentaron negociar algún tipo de salida. De hecho, fue en esa víspera cuando Sumar remitió a Compromís un acuerdo donde le ofrecía un funcionamiento dentro del grupo parlamentario similar a un subgrupo, con autonomía de voto y capacidad propia de presentar iniciativas legislativas en el Congreso para Micó y Alberto Ibáñez, el otro diputado de Compromís. Ibáñez pertenece a Inciativa y ha decidido quedarse.
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De este modo, la palabra distinta, la discusión, la negociación interna y agónica hasta el último minuto ya no son la máxima manifestación de la diversidad en Compromís. En la coalición han dado un paso más. Més ha decidido tomar su propio camino en Madrid después de que los nacionalistas tomasen una decisión a sabiendas de que rompía la supuesta unidad de acción política.
Es complicado que una apuesta de este tipo implique algún tipo de ganancia electoral para Compromís, que como marca ha dinamitado su credibilidad. Quizá sus componentes puedan reinventarse en otra cosa, porque ahora mismo, su continuidad como coalición es complicada, lo que también revienta su estrategia, porque, en realidad, ya no hay una estrategia, sino muchas y, de algún modo, potencialmente enfrentadas o, al menos, divergentes.
Desde Més, la 'explicación de la falla' es que «Compromís ha decidido»... pero la realidad es que la ejecutiva de la coalición no ha pinchado, ni cortado, ni siquiera se ha reunido. Los nacionalistas sí han decidido, y en los próximos días habrá que ver si los trozos rotos y separados se pueden recomponer. Quizá esta división de hoy acabe en una reagrupación en torno a otra oferta electoral en el futuro. Quizá otro artefacto donde se integren los de ahora y alguna clase de reconversión de la fórmula de convergencia con EU, Podemos y lo que quede de Sumar. Quizá, pero de momento, toda estrategia post-dana conjunta no parece tener demasiadas vías de poderse desarrollar. La discrepancia y desconfianza mutua habitual se han disparado a cotas desconocidas.
«Vamos hacia el ridículo máximo. No hay coherencia política, ni estructuras comunes y coherentes de decisión, ni se escucha a los que opinamos otras cosas», señalan fuentes de Iniciativa, cuyos dirigentes históricos (como en su día eran Oltra o los miembros de su entorno) nunca han ocultado su escepticismo frente a Sumar. Sin embargo, ahora las dudas no provienen del exterior. En estos momentos, el problema es completamente interno y compromete el futuro de Compromís.
Exaltos cargos de Compromís se dejan ver con el PSPV
La multiplicidad de piezas y matices, corrientes y posturas en Compromís se mantuvieron más o menos cohesionadas mientras el Botánico estaba en funcionamiento. Sin embargo, dos cataclismos políticos han tenido que digerirse a partir de mayo de 2023. El primero, el duelo en diferido de la salida de la primera línera de su príncipal líder, Mónica Oltra. El segundo, la pérdida de la Generalitat y de ayuntamientos como el de Valencia. La dana parecía que había logrado recomponer a la coalición, que en el caso de Iniciativa sufrió una importante crisis con la salida de algunos de los que fueron altos cargos tanto en el Consell como en el Cap i Casal.
En Més, gracias a acaparar todos los principales cargos públicos como oposición, han logrado mitigar la convulsión hasta que ahora se ha producido la ruptura unilateral con Sumar, lo que abre un horizonte desconocido en el conjunto de Compromís.
Antes de ello, dos excargos de Compromís se integraron en la ejecutiva del PSPV de Valencia que lidera Pilar Bernabé, que esta semana, con motivo de un acto organizado por el PSPV, ha posado también en fotos junto a un exdirector general del Consell, José de Lamo, que formó parte de la conselleria de Oltra.
El futuro de Baldoví como escenario de fondo... y Oltra en el horizonte
Àgueda Micó, la diputada de Més que, además, ha actuado (hasta ahora) como portavoz de Compromís en el Congreso, es la principal protagonista e impulsora de la decisión de abandonar el grupo parlamentario Sumar, donde ella era una portavoz adjunta. Micó fue, hasta 2023, la coordinadora de Més, el antiguo Bloc. Su protagonismo público era muy escaso pero el orgánico sí era notable. Sin embargo, su liderazgo no era indiscutible. Ganó su congreso con una visible oposición de los soberanistas. Antes de aquello, había heredado el poder de manos de Enric Morera, cuyo sector ha continuado cerca de ella, si bien la relación ha sido tirante en muchas ocasiones, como cuando Micó y Marzà apostaron por echar a Morera de la presidencia de Les Corts y tuvo que aparecer Oltra al rescate. Ese juego y cruce de protagonistas no puede despreciarse a la hora de intentar explicar la decisión de romper con Sumar.
Se tuvo que ir Oltra y apareció Joan Baldoví, que el 7 de agosto cumplirá 67 años. La renovación de los liderazgos en Compromís y en Més, en unos casos retiradas prudentes, otras veces de manera voluntaria, y en otras ocasiones muy traumáticas, también tiene su cuota de importancia en la decisión de Més, que ahora lidera Amparo Piquer, sucesora de Micó, y que también se ha visto seriamente cuestionada en el congreso donde resultó elegida la máxima responsable de los nacionalistas, solo con un 53% de los votos. Vicent Marzà parece muy alejado del tablero, ahora como eurodiputado en Bruselas, pero esa distancia también le preserva de la capacidad abrasiva de la política valenciana y nacional. Fuentes de Més consideran que en la insistencia de Micó de salir de Sumar «tiene mucho que ver qué pasará con Baldoví, si se queda o si se va, y si se queda, hasta cuándo y cómo».
«En la posición de Micó hay mucho de legitimarse como dirección por parte de Més», consideran en Iniciativa. En el partido ecosocialista también consideran que los nacionalistas han pretendido aplicar el «rodillo» en Compromís respecto a lo relacionado con la continuidad en el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso. «Dicen que con Oltra también se tomaban las decisiones así, que se hacía lo que ella decía», aseguran desde Iniciativa, que niegan esa imposición por parte de la exvicepresidenta del Consell y principal baza electoral de la coalición. En su partido consideran que «hay algo de revancha»por parte de Més a la hora de imponer su criterio respecto al de Iniciativa, donde Alberto Ibáñez y Aitana Mas son portavoces tras heredar el liderazgo de la formación de las manos de Oltra en un congreso celebrado en febrero de 2022.
Cuatro meses después, el proceso judicial contra la entonces vicepresidenta y su equipo en la conselleria por la gestión del caso de abusos sexuales de su exmarido, Oltra dimitió clamando contra el PSPV por ceder frente a la presión mediática, judicial y de la derecha. Sin embargo, el entorno de la exvicepresidenta nunca ha ocultado una sensación de falta de apoyo de los nacionalistas.
Este viernes, un nuevo auto del juez instructor ha archivado su caso. Una situación insólita, porque es la segunda vez que lo hace, y en esta ocasión abiertamente en contra del criterio de la Audiencia de Valencia. Y mientras, partidos como Ens Uneix le abren las puertas a Oltra, que cada vez se deja oír más sobre asuntos políticos. Su sombra está en el horizonte y en Compromís nadie la pierde de vista.
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