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Reikiavik, entre el fuego y el hielo

Reikiavik, entre el fuego y el hielo

La capital de Islandia es una urbe verde que esconde bajo los pies saludables aguas termales que transmiten al visitante energía y relax a partes iguales

Álvaro Romero

Madrid

Jueves, 28 de diciembre 2017, 11:00

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Reikiavik, la capital de Islandia, se sitúa al suroeste del país afianzándose como su metrópoli más poblada con cerca de 125.000 habitantes. Un lugar de contrastes entre un marcado ambiente cosmopolita y el espectacular entorno natural que le rodea. Modernas influencias internacionales convergen con tradiciones históricas vikingas heredadas generación tras generación.

Esta curiosa mezcla entre lo viejo y lo nuevo se respira en el ambiente, se saborea en la gastronomía y se comprueba en su arquitectura, donde antiguos edificios conviven con otros mucho más futuristas. Se caracteriza por ser la capital más septentrional del planeta y esconde bajo su suelo valiosas aguas termales.

La energía termal de Islandia

El traje de baño es una prenda imprescindible para todo aquel que quiera visitar Reikiavik, sea cual sea la estación del año, pues está considerada como una ciudad balneario. Para los islandeses las aguas termales son parte de su cultura, un modo de vida, e invierten tiempo de ocio y bienestar en disfrutar de ellas. Multitud de manantiales naturales nutren piscinas y pozas de toda la isla, tan solo en la capital hay más de 120.

La Hallgrímskirkja, catedral luterana de la ciudad y santuario nacional islandés es, sin duda, el icono de la ciudad. Un edificio rompedor, completamente futurista, cuya torre supera los 70 metros de altura y ofrece unas vistas envidiables de la ciudad y sus alrededores. Levantada a mediados del siglo XX presenta una estampa imponente. Frente a ella, en la plaza, aparece la figura del explorador vikingo Leif Eriksson en forma de estatua. Es recomendable acercarse hasta la plaza del Ayuntamiento y pasear por los barrios de Grjótþorpid y Tjörnin, en el centro de la ciudad.

Reikiavik también es arte y cultura. Sus museos, galerías y teatros ofrecen al visitante desde tendencias vanguardistas hasta las más históricas y tradicionales. Festivales y exposiciones continuas son la más clara imagen de una urbe con mucha vida y un gran ambiente nocturno.

La magia de la isla

Todo aquel que visita Reikiavik debe realizar alguna excursión por la isla, pues el mayor atractivo de Islandia es su naturaleza y el valor de sus paisajes. Recorriendo el país se pueden descubrir desde volcanes y campos de lava hasta glaciares y terrenos helados, pasando por espectaculares saltos de agua e imponentes acantilados.

La mayor parte del territorio prevalece deshabitado, tan solo Reikiavik concentra aproximadamente la mitad de la población del país. Partiendo en barco desde su puerto se pueden avistar ballenas y disfrutar de su litoral. En el interior es posible realizar escalada, caminar por el glaciar, visitar alguno de sus parques naturales o tratar de divisar auroras boreales. Todo ello sin olvidar degustar la maravillosa gastronomía de la zona, cada vez más involucrada con la alta cocina.

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