Juan Carlos Rubio: «Hemos olvidado que los españoles también fuimos migrantes»

Corre el año 1952 cuando el famoso cantante y tenor Luis Mariano se encuentra trabajando en el rodaje de la película 'Violetas imperiales' junto a Carmen Sevilla. Su situación personal es muy trágica. Lucha por traer a sus padres, republicanos exiliados, a España, y para ello debe solicitarlo a Franco. El problema es evidente. Corren rumores de que es homosexual, así que ¿qué le va a pedir un homosexual a Franco, por muy buen actor que sea?

Esta es la trama de 'El novio de España', el nuevo musical dirigido por Juan Carlos Rubio, que se representará sobre las tablas del Olympia hasta el 6 de octubre de mano de Christian Escudero, Carmen Raigón, Dídac Flores y Carmen Morales; y con la dirección musical de Julio Awad y la coreografía de Rubén Olmo. Hablamos con el director de la obra sobre el afán de libertad, la difícil elección entre uno y los demás, los errores de la historia y el uso de la cultura como herramienta de empatía en la sociedad.

-Tu obra habla de muchos temas, entre ellos la homosexualidad en los años 50. El protagonista es gay, pero está dispuesto a vivir una vida que no es suya para conseguir traer a sus padres republicanos a España. ¿Cómo ha sido meterte en una realidad tan trágica como esta?

-Más que una cuestión de homosexualidad, es una cuestión de libertad. Debemos estar vigilantes a todo lo que perdimos en aquellos años tan terribles para que no vuelva a suceder. En la primera parte de la trilogía junté a Concha Piquer con Lorca en el inicio de la Guerra Civil. Ahora saltamos en el tiempo porque iba en busca de personajes que pudiesen hablar de libertad. En Luis Mariano y Carmen Sevilla encontré lo que buscaba, y lo he plasmado a través de una recreación libre. Luis Mariano le pidió matrimonio a Carmen Sevilla hasta en tres ocasiones. A partir de ahí, hemos creado esta ficción con mucha comedia y amor, porque los dos se querían mucho.

-'El novio de España' también es una obra que habla del exilio y de migrar por la imposibilidad de vivir en tu patria. Es curioso, porque en la posguerra buena parte de España tuvo que migrar y, ahora, con la llegada de migrantes a nuestras costas, parece que nos hemos olvidado un poco de aquello. ¿Hay un mensaje en este sentido en tu obra?

-Claro. Maquiavelo decía que hay que conocer errores del pasado para no repetirlos. En los 60 migraron muchísimos españoles que eran tratados como lo son los que ahora llegan aquí. No creo que sea de justicia negarles venir, porque se trata de una cuestión de supervivencia. Quién sabe si en el futuro no estaremos en una situación similar. La historia es cíclica.

-Tu obra también es un debate entre la defensa de la propia naturaleza de uno en detrimento de la defensa de aquellos a quienes queremos. Es un debate muy complicado. O ellos o tú. ¿Qué pesa más?

-Cada uno debe decidir lo que pesa más en su vida. Priorizar al otro no tiene por qué ser la mejor opción, por altruista que sea. Hipotecar tu vida ocultando la persona que realmente eres puede pasarte factura. Hay que intentar conseguir las cosas sin traicionarse a uno mismo, aunque entiendo que muchas veces no hay elección.

-¿De qué manera ayuda la música a transmitir todas estas ideas que tratas en El novio de España?

-La música tiene un papel fundamental. Luis Mariano era un cantante increíble, y Carmen Sevilla también. La música te transporta a un lugar mágico, te hace estar intrigado, triste, alegre... El repertorio va desde el tango 'Volver', el cuplé, la opereta, la copla... Nuestro patrimonio musical tiene tanto... Además, en un momento con tanta franquicia y tanta música anglosajona, el público responde muy bien cuando escucha música que está integrada en nuestro ADN.

-¿Cómo está siendo trabajar con el equipo?

-Una maravilla. Cuento con 4 intérpretes descomunales. Es muy difícil cantar, bailar e interpretar a la vez, y ellos lo hacen. Hemos querido sumergirnos en la energía y el sentido último de Carmen Sevilla y Luis Mariano, a quienes no se ha homenajeado lo suficiente. Carmen se fue hace un año y todavía no ha recibido lo que merece, y a Luis Mariano no se le recuerda mucho. Merecían un homenaje a la altura y lo han tenido.

-Esta obra forma parte de una trilogía musical que recorre todo el Franquismo. Esta es la segunda parte. ¿Qué será lo siguiente que se podrá ver?

-La tercera parte será la muerte del dictador y la llegada de la democracia. Si todo va bien, en un par de años estará en cartelera. Me tocó nacer en el franquismo, así que está bien que como contemporáneo hable de estos tiempos y de aquellos.

-El novio de España es una reivindicación de la libertad en todos los sentidos. El mundo actual, tan vertiginoso, está haciendo revivir, digamos, viejas ideas que parecían ya terminales.

-La historia se repite. Al no empatizar con el otro olvidamos lo que hemos vivido. Es bueno que no coincidamos, pero desde el entendimiento y la comunicación. La crispación de la política se contagia a los ciudadanos. Hay que hablar y escuchar más al otro para intentar comprenderlo. Desde el teatro tendemos la mano a todos siempre que huya del fanatismo.

-¿Qué papel tiene la cultura para alcanzar esa empatía?

-Nos sensibiliza, nos hace caminar por otras realidades. Desde los griegos, el teatro conecta con el ser humano. Su labor es enorme, quizás ya no como transformador de la sociedad, pero sí provocando que la sociedad se haga más preguntas al salir de la sala.

-¿Qué tiene esta película tan antigua, Violetas Imperiales, para que hayas armado toda una obra de teatro a su alrededor?

-Me sirve como lugar donde transcurre la acción, como lugar de encuentro entre Luis Mariano y Carmen Sevilla. Aquella fue la segunda película que hicieron juntos, precisamente cuando España convulsionaba y el mundo le abría las puertas a Franco. La película fue un enorme éxito.