Canales navegables en Europa
En el continente existen 30.000 kilómetros de pequeños ríos que conectan el interior de los países. Algunos de los más conocidos están en Francia y Holanda
Gracia MOrant
Viernes, 9 de octubre 2015, 09:27
Cuando pensamos en vacaciones lo que primero nos viene a la mente es el típico hotel o camping -dependiendo de gustos y bolsillos- en la playa, un hostal en la montaña, visitar grandes ciudades o coger un crucero por el mediterráneo -atlántico o pacífico-. Pero estas no son las únicas opciones.
El globo terráqueo está rodeado por una gran cantidad de hilos de agua que unen las ciudades entre ellas, y gracias a los cuales se han construido grandes civilizaciones. En un pasado fueron la cuna del transporte, las grandes autopistas del carbón, cereales, manufacturas e incluso esclavos. Ahora muchos de ellos viven gracias al turismo fluvial.
A través de ríos y canales se pueden recorrer los países de casi todo el mundo. Entre los ríos navegables más imponentes está el Amazonas que se mueve entre la naturaleza selvática como una serpiente formando meandros zigzagueantes y recorriendo el territorio de tres países Perú, Colombia y Brasil-. Al otro lado del charco, el Nilo fue la cuna de una de las civilizaciones más importantes. Los egipcios se asentaron alrededor de sus aguas permitiéndonos contemplar los enormes monumentos que construyeron.
Todos tienen características distintas que los convierten en maravillas cambiantes -por eso que dicen que los ríos nunca llevan la misma agua dos veces-.
Si nos acercamos a Europa, encontramos diferentes países que nos permiten visitarlos a través de sus 30.000 kilómetros de canales navegables y seis grandes ríos -Rin, Mosela, Elba, Loira, Volga y Danubio-. No solo Venecia está llena de agua. Francia es un buen destino turístico si se pretende visitarla arrastrado por sus corrientes. El país del queso cuenta con más de 8.500 kilómetros de canales navegables que enlazan los ríos Sena, Loira, Garona, Rin y Ródano.
Las cinco estrellas del turismo fluvial se las lleva el Canal du Midi, al sur de la ciudad. Construido a finales del siglo XVII y declarado en 1996 Patrimonio Mundial por la Unesco cuenta con unos brazos de 240 kilómetros de longitud que unen el río Garona en Toulouse con el mar Mediterráneo.
Cada uno de los pueblos bañados por sus aguas merecen una parada. La gran cantidad de sitios por visitar permiten seguir diferentes travesías, aunque para poder recorrer el canal se necesitan entre siete y ocho días. A una velocidad máxima de 8 kilómetros por hora, y pilotando tu propia embarcación, se trata de un viaje ideal para ir en familia, con amigos o en pareja.
Una de las travesías va de Homps a Castelnaudary. En este viaje se pasa por la región de Languedoc, en la que se puede montar en bici por los caminos que discurren junto a las vías del agua. Otras de las paradas obligatorias son Trèbes, una pequeña comuna que también ofrece la posibilidad de visitarla en bici, acudir al mercado cada domingo o degustar las olivas y el aceite fabricados artesanalmente. La localidad de Bram, que destaca por su estructura urbanística circular típica de las ciudades de la Edad Media, es otra parada maravillosa. Finalmente, si decides dejarte llevar por las corrientes francesas no puedes dejar de ver la ciudad fortificada de Carcassonne. Esta villa, que aun conserva elementos intactos de la Edad Media declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, destaca por sus murallas y por el gran castillo condal. Si te cansas de andar o prefieres disfrutar del paisaje, las comodidades de la embarcación te permiten tomar el sol en la cubierta o leer a la fresca del canal sin bañarte, ya que no está permitido. Un sin fin de posibilidades que te ofrece un turismo diferente al de sol y playa o montaña.
Pero si Francia no te convence o prefieres visitar otros rincones de Europa, hay pocos lugares tan aptos para el turismo fluvial como Holanda. Esta tela está compuesta por un total de 7.000 kilómetros de pequeños hilos de agua conectados que permiten recorrerla sin pisar tierra. Un paisaje de cuento de hadas, compuesto por molinos de viento, campos de tulipanes, pueblos con un encanto especial y ciudades cosmopolitas. Un lugar ideal para la pesca, el ciclismo y los deportes acuáticos.
Igual que en Francia, las rutas y la cantidad de pueblos para visitar queda a elección propia, se recomienda una estancia mínima de siete días aunque algunas agencias incorporan esta condición. Las rutas más famosas son entre Woudsend y Strand-Horst o entre los dos pasando por Amsterdam. De Woudsend a Strand-Horst hay pueblos de ensueño. Lemmer, una localidad muy conocida por la práctica de deportes acuáticos, tiene un vivero de orquídeas que deja perplejo a cualquiera. Aunque también tienes la posibilidad de visitar el maravilloso museo The Wouda Steam Pumping Station. Cada ciudad por la que pases te darás cuenta que representan a la perfección a los países bajos: Ossenzil, Streenwijk, Giethoorm, Elburg, en todas ellas se puede disfrutar de la gastronomía holandesa, museos, monumentos, tiendas
Pero si decides acercarte a Amsterdam, la ciudad con más canales del país, no dudes en navegar por las aguas del canal Singel, trascendente por haber rodeado la ciudad medieval. No te despistes porque alrededor de todo el canal hay casas preciosas que guardan la historia de la ciudad holandesa. Una de las más curiosas es la Casa del Delfín, edificada entre 1599 y 1602, es la casa más estrecha del mundo con un metro de ancho y diez metros de alto. Para recorrer estos canales del interior de Amsterdam, a diferencia de las embarcaciones pilotadas personalmente, se ofrecen visitas guiadas o paseos en pequeñas barcas.
Sea donde sea, decidas ir a Francia, Holanda o pasar por otros canales como The Broads en la costa este de Reino Unido o el río Támesis, por Portugal o España, recuerda que siempre hay mejores fechas, temporadas altas y bajas Cada pueblo celebra fiestas locales que ofrecen gran cantidad de nuevas actividades, mercados, exposiciones o exhibiciones, conciertos y ferias, en resumen, todo un mundo por explorar. Ahora solo queda disfrutar!