Educación llevará a otro edificio el Servicio Psicopedagógico que trabaja entre ruinas
La dirección ya pidió en el 2011 un cambio de ubicación y CC OO aconsejó en agosto el desalojo ante el riesgo de posibles desplomes
PILAR M. MACIÁ
Lunes, 14 de septiembre 2015, 00:32
«La seguridad estructural está muy comprometida, con posible riesgo de desplome que requiere un estudio específico y adopción de medidas urgentes. Se aconseja el desalojo del edificio». Esta es la conclusión del informe realizado por la técnico en prevención de Riesgos Laborales de Comisiones Obreras el pasado mes de agosto con respecto al estado de las oficinas del Servicio Psicopedagógico Escolar (SPE) dependiente de la Conselleria de Educación que tiene su sede en el antiguo inmueble de la Caja de Monserrate. Los 23 trabajadores de este servicio, a los que está previsto que se sumen tres más procedentes de Callosa de Segura, son los únicos ocupantes de un edificio que ya fue desalojado en su planta baja hace algunos años, cuando se trasladó a los trabajadores de la Tourist Info. La Concejalía de Educación busca ahora otro espacio municipal al servicio que atiende a escolares de 46 centros de Infantil, Primaria y Secundaria de la comarca, porque si no tal y como indicó su responsable, Begoña Cuartero, la conselleria podría decidir llevárselo a otro municipio.
Cuartero criticó que esta medida no se adoptara por el anterior equipo de gobierno y afirmó que en el 2011 ya se pidió por parte de la dirección del servicio un cambio de local ante las malas condiciones en las que se encuentra el actual «sin obtener respuesta alguna», indicó la concejal. Allí trabajan 14 orientadores, 15 psicólogos, ocho maestros de audición y lenguaje y se espera la llegada de tres orientadores más para cubrir Callosa de Segura. Según Comisiones Obreras en el informe de agosto no se cumple la ley en cuanto a las disposiciones mínimas de salud en los lugares de trabajo ni tampoco las de seguridad, adjuntando además un amplio informe que recoge la falta de mobiliario ergonómico para trabajar así como las humedades y grietas en techos y paredes con desconchones a causa de la humedad además de que aún quedan signos de una plaga de abejas que se sufrió.
El informe refleja igualmente el desplome de un techo en la planta superior, una altura que «muestra una inclinación, quedando como volcado y provocando sensación de mareo», a lo que se suma la dificultad para cerrar las puertas a causa de esa inclinación. Estanterías sin anclar al suelo ni a la pared con peligro de desplome, la inexistencia de medios para la evacuación en caso de ser necesaria o el espacio insuficiente para el desempeño del trabajo son solo algunos de los incumplimientos con las leyes de seguridad y salud que se relatan y Cuartero afirmó que se va a terminar con esta situación cuanto antes.
El Ayuntamiento tiene pensados varios espacios donde reubicar este servicio y la concejal esperó que pueda realizarse cuanto antes el cambio para atender a una demanda que viene de años y que pone en peligro no ya solo a sus trabajadores, sino también a los niños que acuden a él a realizar cualquier tipo de tratamiento. La concejal de Educación indicó que ni siquiera tienen sitio para atender a los pequeños junto a sus padres y que ella misma fue testigo de una visita en la que los progenitores tuvieron que esperar fuera a su hijo porque se le tuvo que recibir en un despacho de reducidas dimensiones.
El edificio de la antigua Caja de Monserrate que pasó después a llamarse Centro Cultural Miguel Hernández preside la Plaza Marqués de Rafal y hasta hace unos años fue un espacio donde coincidían varios servicios como Convega -que también se cambió su sede, en este caso a Rojales, por las malas condiciones en las que se encontraba-, la Tourist Info y el propio SPE. Tras la reforma de la planta baja de los dos cuerpos del inmueble, en el 2011 se instaló la sede de la Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús, Los Armaos, que se convertirá, una vez salga de allí el SPE, en el único ocupante de una propiedad municipal que cuenta con más de tres mil metros cuadrados de superficie repartidos en sus distintas plantas y que languidece sin que se haya hecho en años ninguna actuación para devolverle el esplendor que tuvo en tiempos no demasiado lejanos.