Todo lo que sube, baja
Todo lo que sube, baja. Es la ley de la gravedad. Es así de simple. Mi madre conoció varias riadas allá en Alberique, por eso ... le asustaba cuando llovía «por arriba». En todas esas comarcas de nuestra Comunitat conocen que el peligro brota si el cielo abre sus compuertas por Utiel, Requena, Buñol, Chiva... A mi madre se le dibujaba el susto sobre la faz cuando nos informaban que, «arriba», caía fuerte. Imagino que la infancia de Mazón no transcurrió en zonas inundables, pero por lo menos alguien de su entorno podría haber descubierto que, en efecto, todo lo que sube, baja, y que por lo tanto la manta de agua en Utiel se deslizaría rauda y letal hasta aquí.
Mazón estaba advertido de lo que sucedía en Utiel. Aún así no cambió su agenda y marchó a comer. Cuesta entender un comportamiento tan irresponsable. ¿Acaso Utiel no merecía que fuese hasta allí para arrojar un vistazo? Pues parece que no. Y luego, en vez de permanecer atento a la pantalla, se encargaba de lidiar su jefe de gabinete, reconvertido para la ocasión en una suerte de «representante». «Tranquila, che», le soltó a Pradas. Como para estar tranquila con el drama desbordado... Averiguar el contenido de los mensajes cruzados provoca asco infinito. Ante las primeras medidas que tomaron, contestó Mazón lo de «cojunudo». «Cojonudo» y ya está. «Cojonudo» y voy a seguir comiendo. «Cojonudo» y alargo la sobremesa a mi aire que ya se preocupan mis subalternos de lo que pueda suceder. «Cojonudo» y te acompaño al aparcamiento que la tarde es joven y, total, en Valencia no llueve. Quizá su presencia nada habría evitado. Vale. Pero su ausencia supone un insulto a los ciudadanos de la Comunitat. Comprendo que buena parte de los familiares de las víctimas exijan que lo despidan de su butaca de diputado. Pediría lo mismo. Una empresa privada hace tiempo que lo habría despedido.
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