El misterio Yolanda Díaz
¿Cómo pudo llegar tan lejos y cautivar -o más bien engatusar- a tanta gente? ¿Qué vieron en ella?
Lo sé, lo sé, si nos ponemos exquisitos habría muchos otros misterios en la política española. José Luis Ábalos, sin ir más lejos. Quien lo ... haya conocido no entenderá que semejante personaje llegara a ministro y a secretario de Organización del PSOE. Y mucho menos que tuviera a su servicio una corriente dentro del PSPV, los 'abalistas', que son casi peor que Ábalos, porque Ábalos es lo que es pero para ser 'abalista' se necesita mucho cuajo. Por no decir otra cosa. La lista de misterios podría ser larga y enjundiosa. Enjundiosa por el perfil variopinto de los integrantes de esta galería de los horrores compuesta por personalidades mediocres, sin oficio ni beneficio, sin currículum, fácilmente corrompibles y que, sin embargo, han alcanzado puestos de responsabilidad para los que no estaban preparados. Y larga porque los nombres de los ministros, secretarios de Estado o autonómicos, consellers, concejales, alcaldes o presidentes de parlamentos que han demostrado su manifiesta incapacidad ocuparían no este artículo completo sino varias páginas del periódico en papel. Pero entre todo este pelotón de los torpes hay una que particularmente me fascina. Yolanda Díaz. Porque por más que lo intento no consigo desentrañar el misterio. Esta semana estuvo en el programa de Alsina, probablemente el mejor entrevistador de España. Hay vídeos en la red donde se puede ver y oír el resultado. Pavoroso, demoledor, catastrófico. Para ella, claro. Los balbuceos, desesperantes, las frases sin sentido, las palabras inconexas, los lugares comunes, el tono general de su intervención, el infantilismo de su forma de expresarse, como si fuera una profesora de Infantil dirigiéndose a los niños de su clase, la sensación que da de haberse aprendido de memoria los argumentarios que le pasan sus colaboradores, la inconsistencia intelectual, la fragilidad que demuestra, la falta de recursos para salir de los aprietos y las trampas que le tiende el periodista... Seguiría y, como con los nombres, no acabaría. Pero la gran pregunta es ¿cómo ha llegado hasta ahí, hasta la vicepresidencia segunda del Gobierno, hasta liderar una coalición, plataforma o lo que sea llamada Sumar, hasta convertirse en una especie de icono progresista que provocaba la admiración de unos y otros? Es una muy buena pregunta para la que no tengo respuesta. Y que, en todo caso, deberían responder los que sintieron la atracción de una política tan insustancial y que parece sacada de 'Barrio Sésamo', como aquella princesa de los cabellos de oro que movía la cabeza sin parar. Un gran misterio de la política española.
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