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IVÁN ARLANDIS
Belvedere

Hacienda es 'Lituma en los Andes'

No todo lo antiguo por ser antiguo merece ser conservado, como no todas las obras de Vargas Llosa por ser de Vargas Llosa son obras maestras

Pablo Salazar

Valencia

Jueves, 26 de junio 2025, 23:46

Leo en ABC la crítica de 'Diarios de la Segunda Guerra Mundial', de Chaves Nogales, una edición de El Paseo que recupera artículos inéditos del ... periodista sevillano escritos desde el exilio. No es su mejor obra, afirma Jaime G. Mora, ya que se trata de textos propagandísticos destinados a agencias al servicio de los gobiernos aliados. Tienen poco que ver con la independencia de criterio y el espíritu crítico que transmite en 'La agonía de Francia' o en 'Crónicas de la Guerra Civil'. Seguramente los acabe leyendo y seguramente me defrauden. Me ocurre siempre con los autores que me entusiasman, me lo leo todo... y no todo vale lo mismo. El Vargas Llosa de 'Conversación en La Catedral' y el de 'Lituma en los Andes' no son el mismo. Podríamos seguir hasta el final de este artículo con escritores, pintores, músicos o cineastas que nos han legado obras maravillosas y otras que no lo son tanto. Es el argumento que empleo en amistoso y enriquecedor intercambio guasapero con Andrés Goerlich, que no está de acuerdo con mi planteamiento favorable al derribo de la vieja sede de Hacienda en Guillem de Castro una vez parece decidido que no albergue el museo de la Diputación, que finalmente irá al palacete de Montortal. Él defiende que Valencia no debe perder patrimonio arquitectónico, que en la segunda mitad del siglo XX e incluso en el XXI hemos asistido al derribo de inmuebles valiosos por su estructura, su fachada, por la función que cumplían o por el arquitecto que los diseñó: el antiguo Hospital (salvo lo que hoy es Biblioteca municipal), el Banco Hispano-Americano en Barcas, la estación de Aragón, el palacete de Ripalda, el palacio del Embajador Vich, los almacenes Ernesto Ferrer, las posadas de la calle Zurradores, el teatro Apolo, el Princesa, los cines, los canódromos... Y si nadie lo remedia, Mestalla. Todas esas pérdidas, como las de la huerta con sus alquerías, barracas y caminos, o las de mis queridos atzucacs empobrecen Valencia, son muescan que se apunta el desarrollismo inmobiliario a costa de nuestra memoria. Pero que no validan el criterio de que hay que conservar todo lo antiguo. Hacienda es un vivo ejemplo de la arquitectura grandilocuente que tanto gusta a las dictaduras (a pesar de lo cual goza de protección patrimonial). Y encima, es un edificio enorme cargado de problemas y que precisaría de una rehabilitación costosísima. No creo que derribarlo fuera una gran pérdida para Valencia, salvo que lo que se hiciera en su lugar fuera peor. Es una buena oportunidad para un concurso de ideas de un proyecto que combine oficinas y viviendas.

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