Feria de Julio y/o Feria de Octubre
Además de la opción de los antitaurinos, que sería la de no celebrar ninguna, cabe otra más, aunque pasa por la recuperación de un proyecto descartado
Cabría una posibilidad más: ninguna de las dos. Que es la que con toda seguridad defenderían los que están en contra de los toros. Porque ... de eso hablo, de la feria taurina. Y del debate que el Aula LAS PROVINCIAS celebró el martes en la Beneficència bajo el título 'La feria de Julio en la encrucijada'. ¿Tiene sentido mantener una cita que congrega cada vez menos público porque los valencianos con segunda residencia se van a sus apartamentos y los que se quedan no tienen muchas ganas de pasar calor durante dos horas y media en el coso de la calle Xàtiva? El presidente de la Diputación, Vicent Mompó, que cerró el acto, afirmó que se resiste a dar por perdida la batalla y que quiere mantener el evento taurino. Los representantes de los aficionados (José María Carrau y Pepe Barea) también se muestran partidarios de no dar carpetazo a una feria con tanta historia. Dos veteranos matadores (Santiago López y Julián García) recordaron su experiencia, los años dorados, los que glosó José Luis Benlloch al recordar no sólo los éxitos en el albero sino las memorables meriendas, el ambiente alrededor de la plaza, la ciudad que bullía con ofertas de ocio. Es verdad que se mantienen los conciertos de Viveros, que en el viejo cauce del Turia se sigue montando la feria de atracciones, que la Batalla de Flores goza de buena salud y que la Gran Nit de Juliol multiplica la programación de eventos culturales. Todo eso es tan cierto como que en julio, en Valencia, el calor lo condiciona todo. Víctor Zabala, en nombre de la empresa que gestiona la plaza, aportó una buena dosis de racionalidad al debate. La sociedad cambia, vino a decir, e impone nuevas costumbres, también en los toros. Hay citas en el calendario taurino que han desaparecido mientras otras han cobrado fuerza. Julio en Valencia está en proceso de extinción mientras Octubre gana peso. Si la Diputación quiere una feria larga, añado yo, no va a tener más remedio que subvencionarla. En esta encrucijada, ¿qué camino tomar? Hay un momento mágico en la primera película de Expediente X en la que Mulder y Scully llegan a un cruce de carreteras y no saben si girar a la derecha o a la izquierda, hasta que el agente del FBI decide seguir recto, campo a través. La opción inesperada, la que se sale del marco. ¿Cuál es en este caso? La de cubrir la plaza de toros, el proyecto de Alfonso Rus. Criticado en esta columna, lo reconozco, pero que probablemente sea la única alternativa posible y razonable para poder disfrutar de la fiesta en los meses de verano y con un cambio climático que, al parecer, no va a dar tregua.
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