Blanqueadores de la corrupción
Lo del hermano de Ximo Puig, decían (¿no se acuerdan?) no era nada, un invento, un producto salido de la fábrica de bulos. Porque sólo el PP, explican, es corrupto
Cuando LAS PROVINCIAS comenzó a publicar informaciones, editoriales y artículos de opinión sobre las contrataciones presuntamente fraudulentas del hermano de Ximo Puig, otros medios y ... no pocos periodistas valencianos desdeñaron el tema. Ahí no había nada, farfullaban con menosprecio, era todo normal. Como mucho, irregularidades administrativas sin mayor importancia, fácilmente subsanables. Sospecho que ni siquiera se pararon a analizar el caso, a conocer los detalles. Para qué si no podía ser porque no podía ser. Porque la corrupción (esto no lo decían pero es lo que se derivaba de su forma de pensar y actuar) no puede afectar a un partido de izquierdas. Y mucho menos a un dirigente tan blanco (en todos los sentidos), tan simpático, tan campechano y tan auténtico como Ximo Puig, el actual embajador de España en la OCDE. La corrupción, en su imaginario, es patrimonio exclusivo de la derecha, del PP. Mira ahora Cristóbal Montoro, ¿tú lo ves?, son todos igual, eso sí que es grave y no lo de Koldo-Ábalos-Cerdán. Ni lo del hermano de Sánchez. Ni mucho menos lo de la mujer. La Gürtel, Bárcenas, Correa y 'el bigotes', Blasco, Rus, Zaplana y los demás, todos esos escándalos sí que les parecen eso, escándalos, mientras que los otros son maniobras inventadas por la fachosfera para desgastar al Gobierno. El manifiesto de los 'intelectuales' de cabecera del régimen sanchista, los de siempre, los Almodóvar, Miguel Ríos, Loles León (una referencia de la inteligencia, sin ninguna duda), Carlos Bardem y compañía, es un producto esquizofrénico digno de llevar a un psiquiatra para ver cómo se puede tratar la patología. Asumen la loca teoría de la conspiración mediático-judicial, a la que añaden el componente eclesial, una especie de 'Código Da Vinci' a la española. El fondo es el mismo: este Gobierno, por ser de izquierdas, no es corrupto. Corruptos son los otros, los de derechas. Y el origen de este ¿pensamiento? es conocido, lo hemos denunciado una y otra vez en esta columna (y no nos cansaremos de hacerlo): el cuento de la superioridad moral de la izquierda. Tenemos la razón, tenemos la verdad, tenemos el derecho a gobernar, no podemos ser corruptos. Afortunadamente, hay una UCO (a pesar de los intentos socialistas por controlarla), unos jueces (a pesar de la ley Bolaños) y unos fiscales (a pesar de García Ortiz) que no se tragan este cuento y actúan igual contra los Montoro, Bárcenas y compañía que contra los Francis Puig, Koldo-Ábalos-Cerdán, David Sánchez, Begoña... Aunque algunos estómagos agradecidos seguirán diciendo que ahí no hay nada.
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