Sánchez, el 'trumpista'
Es curioso que quienes más censuran a Donald Trump en España más están acercándose a su discurso y a sus tics. Sucede, sin ir más ... lejos, con el presidente del gobierno que se cree en las antípodas del líder norteamericano, pero cada vez parece más 'trumpista', con 'u' y con 'a', de Trump y de trampa. Decía el otro día Pedro Sánchez, durante la recepción con motivo del día de la Constitución, que el PSOE había actuado con contundencia desde el principio tanto en el caso de Paco Salazar como en el de Ábalos. Y lo decía en serio. Oyéndolo se me representó Trump, recién accedido al cargo en su primer mandato, cuando se empeñó en defender que su toma de posesión había sido más multitudinaria que la de Obama. Repetía lo que había difundido en televisión su jefa de campaña, aunque todos los datos estuvieran en contra. No era verdad que él concitara más interés que Obama, entre otras razones, porque el primer presidente de color en Estados Unidos constituía un hecho histórico que muchos quisieron vivir o compartir. Sin embargo, el equipo de Trump y, sobre todo, él mismo lo defendía como si fuera verdad. Exigiendo que se considerara la afirmación como cierta, aunque todo indicara lo contrario.
Sánchez hacía lo mismo en los corrillos de periodistas: afirmar que se habían tomado decisiones en seguida de conocer las acusaciones contra Salazar, aunque hubieran pasado cinco meses sin mover un dedo, y contra Ábalos, aunque primero se le apartara del ministerio y luego se le rescatara para las listas electorales. Los hechos niegan las afirmaciones de Trump y de Sánchez, pero ambos sostienen que son verdad. Trump insiste en que el relato de la prensa habla de «hechos alternativos» y Sánchez, que eso lo publican «pseudomedios».
Lo mismo puede aplicarse a su insistencia en que «España vive hoy uno de sus mejores momentos de la historia democrática». Se refiere al ámbito económico sin aclarar que la economía española está dopada con los fondos europeos, que algún día tendremos que lidiar con el déficit y que no será él quien tenga que asumir el coste de sus aparentes bondades en política social. Es fácil hacer caridad con dinero ajeno.
En el fondo, Sánchez es un embaucador como Trump que cuenta una supuesta verdad y, cuando los hechos difieren de ésta, denuncia a la realidad y defiende que quienes la muestran están mintiendo. Pero todo eso tiene un final que conocemos, aunque no sepamos cuándo caerá la máscara que oculta la verdad. Y lo peor es que la constatación de que nos han estado mintiendo será dolorosa. Siempre lo es.
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