La 'mamma' del santo
A veces me parece que en Italia tienen una relación 'inflamada' con lo religioso. Es cierto que allí se encuentra el Vaticano con todo lo ... que eso significa para los católicos y con lo mucho que marca convivir con un Estado que es sede de la máxima autoridad de una gran comunidad religiosa. Pero, más allá de eso, en Italia muchos sienten cotidianamente la presencia de lo espiritual en forma de reliquias, milagros, estigmas y santos. No es que en España no haya de todo eso, pero me da la sensación de que no lo trasladamos del mismo modo a nuestro a día. España no ha dejado de ser católica, como decía Azaña, pero sí de ser beata.
Por eso, en Italia, sorprenden algunas muestras de santidad como la del Padre Pío, de enorme devoción por esas tierras, o de Carlo Acutis, el joven 'millenial' que acaba de ser canonizado. En España, esos testimonios los convertimos en película desacralizadora, cuando no en parodia. Y no lo digo con orgullo. Aunque tiendo a la distancia respecto a las vivencias emocionales de la fe, reconozco que les tengo algo de envidia, no por una exaltación externa que no va conmigo sino por lo que subyace a determinadas manifestaciones.
En la canonización del domingo, la presencia de los padres y hermanos de Acutis constituían la imagen de la jornada pues no es fácil para una familia de hoy ver cómo un hijo o un hermano sube a los altares. Frente a tantos ejemplos de desestructuración familiar en nuestro tiempo, familias como ésa son un verdadero oasis en el desierto. Y, entre todos sus miembros, me llama la atención la madre. Durante la ceremonia y en los últimos días me ha interesado esa 'mamma' italiana que debió de sufrir lo indecible con la enfermedad y la muerte, tan temprana, de un hijo y se encuentra ahora con la mayor alegría que puede experimentar una madre de profunda fe católica: haber criado a un santo.
Lo que envidio de verdad son esas familias capaces de crear un entorno en el que pueda arraigar de tal modo la fe. La santidad no nace de la nada, por muy don de Dios que sea. Necesita condiciones para crecer y fortalecerse; para encontrar normal el cultivo de lo más profundo de la persona; para vivir con naturalidad la relación con Dios y la confianza en su intervención cotidiana. Ahí es donde veo a la madre de Acutis, dejando a su hijo poner a Dios por encima incluso de ella. Las madres de los santos que han preparado el terreno para que la semilla dé fruto, deberían asociarse a su santidad de algún modo pues quizás sin ellas ésta no hubiera existido, como Santa Mónica con San Agustín.
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