Suspenso, 3
Habrá quien se alegre de que Pedro Sánchez haya bajado en popularidad entre los españoles, a tenor de la última encuesta sobre los líderes políticos ... que acabamos de conocer. Una encuesta hecha, por cierto, antes de los incendios de este verano y las vacaciones 'non interruptas' del presidente. En ella, Sánchez pierde; Feijóo se mantiene a duras penas y Abascal sube. No son caídas o subidas exageradas, se trata solo de décimas, pero van señalando tendencias. Sánchez, por ejemplo, siempre se mantenía sobre 3,7 o 3,8, salvo para el CIS que le daba más de un 4. Ahora, en cambio, ha caído hasta el 3. Con Abascal pasa lo mismo, en realidad solo ha subido una décima, pero es el único líder que sube.
En ese contexto, es posible que los enemigos de Sánchez se alegren de su pérdida de confianza entre los ciudadanos, pero hay un detalle que no podemos pasar por alto y que debería crearles cierta inquietud: cuanto más baje, más lejos estarán las elecciones. Unas malas encuestas son el argumento definitivo para no convocarlas, por eso insiste en que agotará la legislatura. En ésta no hay presidencia europea en el horizonte; al contrario, va a tener un cierto vía crucis judicial si sigue adelante la causa contra el hermano, la mujer, y Koldo y otros compañeros mártires. Quizás él confía en que también el PP tendrá lo suyo: el final de Gürtel, la policía patriótica, el novio de Ayuso, la dana o el asunto Montoro son casos que Sánchez ve como tabla de salvación, con los que condenar al PP y hacer olvidar sus desmanes. Sin embargo, tiene en contra otro dato de la encuesta recién publicada: el desencanto que crece entre los votantes socialistas. Hace un año le daban un 6,5 y ahora no pasa del 5,8. De ellos depende que sea de nuevo candidato, salvo que otro 'koldo' le resuelva la papeleta. Nunca mejor dicho.
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