¿Y Bielsa qué opina?
Es entendible que Morant y Bernabé repitan de memoria el argumentario que les remite a diario Moncloa. Bielsa guarda silencio, quizá a la espera de acontecimientos
Es más que entendible que la secretaria general y ministra Diana Morant repita, cada vez que alguien le pregunta, el argumentario que le debe remitir ... desde Moncloa Lydia del Canto para opinar de todo lo que se le ponga a tiro. ¿Corrupción en el PSOE? Pedro Sánchez ha actuado con contundencia, no como otros. ¿Bloqueo del extra FLA? Mazón perdona impuestos a sus amigos y luego no tiene para pagar a proveedores. ¿Retraso en las ayudas del Gobierno para los damnificados por la dana? El Consell no puede hablar después lo ocurrido el 29 de octubre. Siempre hay una contestación preparada, un argumentario supuestamente infalible, una respuesta pretendidamente ingeniosa. Morant se las sabe todas porque, probablemente, en el interior de la cartera que se entrega a cada ministro cuando toma posesión de su cargo debe de haber una hoja con las recomendaciones básicas. Y una de ellas es aprenderse de memoria desde primera hora el argumentario del Gobierno. Pilar Bernabé también debe de estar suscrita a la misma publicación, a la vista de la coincidencia en las respuestas con su compañera de partido. Morant, como Bernabé, le debe su cargo al presidente del Gobierno. De modo que no cabe esperar que cuando la UCO hace público un informe demoledor que detalla con todo lujo de detalles comportamientos del secretario de Organización del PSOE indisolublemente unidos a prácticas corruptas, su posición sea distinta de la que exhiba el líder de su partido. O cuando patronal y sindicatos en la Comunitat claman por la llegada de fondos para evitar el colapso financiero de la administración autonómica, la respuesta sea señalar a la Generalitat, como hace Madrid. Se entiende de Morant y se puede entender de Bernabé. Pero cuesta más de entender de todo los demás cargos socialistas cuya responsabilidad no depende directamente de una decisión graciable del secretario general del PSOE. Alcaldes, concejales o líderes provinciales que, quizá por miedo a la posterior purga, optan por guardar silencio aún asumiendo que referentes del partido tan perfectamente socialistas como el presidente de Castilla-La Mancha Emiliano García Page, el expresidente de Aragón Javier Lambán o el excandidato a la secretaria general Eduardo Madina, muestran con argumentos y alejados de todo dogmatismo las razones por las que la actitud de resistir al precio que sea del líder del PSOE le puede servir en su estrategia de aguantar en el cargo, pero despluma las opciones electorales de su partido para las próximas convocatorias -que le pregunten a María Jesús Montero-.
Entre los que guardan un calculado silencio figura el líder del PSPV de la provincia de Valencia. Carlos Fernández Bielsa no le debe nada a Pedro Sánchez. Le obligó a apartarse de la carrera por la secretaría general para despejarle el camino a Morant, sin que nadie haya podido demostrar que la exalcaldesa de Gandia sea una opción más solvente para el cargo que él mismo. No le ha ayudado lo más mínimo para imponerse en el último cónclave provincial, con todo el aparato de Morant trabajando a favor de Robert Raga. No le ha incorporado a la ejecutiva federal, ni a él ni a ninguno de sus hombres de confianza. A Bielsa no se le ha escuchado repetir el argumentario que reparte Moncloa todas las mañanas -quizá porque se le considera crítico y no se lo envían-. Pero el dirigente socialista es de los que analizan las coyunturas y toman decisiones en función de la dirección que toma el viento, no de lo que le pide Ferraz. De modo que Bielsa está atento. Y esa es señal inequívoca de que pueden pasar cosas en el socialismo español y en el valenciano.
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