Una mujer sin historia
El festival Sagunt a Escena cierra una edición brillante con la 'Salomé' de Magüi Mira interpretada por Belén Rueda
El festival Sagunt a Escena finalizó las funciones del Teatro Romano con 'Salomé'. La producción generaba muchas expectativas al ser protagonizada por la actriz Belén ... Rueda y por el texto y dirección de la valenciana Magüi Mira. La presencia de un famoso se traduce en un lleno de las caveas.
Al acabar da la impresión de haber estado en una montaña rusa. Con subidas y bajadas vertiginosas, momentos potentes y caídas, escenas con adrenalina y paradas en seco. Un ejemplo es el arranque con una curiosa presentación de personajes, voz en off, cuyo ritmo dinámico se rompe con una canción, quizá para alejar a Juan el Bautista del calderoniano Segismundo.
Salomé
Resulta positivo el oficio y la habilidad de presentar la tragedia individual de una mujer silenciada hasta que le puso nombre el historiador romano Flavio Josefo, frente los toques cómicos y esperpénticos de la Judea reinada por Herodes, como la degradación del rey frente a la fortaleza de la reina, o la guardia real, cancerberos ataviados cual policía de la moral iraní, aunque también parezcan no muy lejanos con la avidez de tapar con velos a las mujeres para proteger el país de sus «vicios».
Pero a veces fracasa. La escena de la voluptuosa Herodías frente a Sirio camina luciente pero acaba dando la sensación de que el sexo de la mujer madura puede llegar a lo ridículo. Como las oscilaciones de lo poético del texto, a veces brillante, a veces recargado. Mejor la precisión del mensaje directo por la libertad femenina y la ridiculización del machismo con frases como «a las mujeres hay que educarlas y controlarlas por su propio bien». La escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, dos mesas listas repletas de frutas y hortalizas que irán cayendo como Salomé, y el vistoso vestuario de Helena Sanchis apoyan simbólicamente el argumento. El experto José Manuel Guerra podría haber aprovechado más los refuerzos de la iluminación en lo íntimo.
El buen trabajo de movimiento y las excelentes interpretaciones, con la reina Luisa Martín ganándose la simpatía con su desparpajo y un deslumbrante Sirio (Sergio Mur), actualizador del discurso y estrella de esperanza, más una Belén Rueda convincente, poderosa al expresar la pasión (espectacular su danza), dan personalidad a la valentía artística de una propuesta que el público premió con aplausos efusivos. No sabemos si tanto riesgo será inolvidable pero fue agradable.
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