Contemplo el Peñón de Ifach desde Moraira y recuerdo que me quedaron pendientes unas líneas sobre el acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos ... sobre los aranceles, que supuso una victoria para Donald Trump y una limitación de daños para los 27 países que la componen. Se logró rebajar el 30% con el que amenazaba Trump a la mitad.
Me convenció con esta tesis Fernando Villalonga, buen conocedor de aquella nación, no en vano fue cónsul general de España en Nueva York. Me decía: «Es evidente que se trata de un acuerdo desigual, ya que una parte parte (la UE) acepta un 15% de aranceles a sus exportaciones y la otra (EE UU) se beneficia de cero aranceles para las suyas. Más aún, la UE se compromete a adquirir energía y armas norteamericanas por valor de 750.000 millones de euros y a invertir 600.000 en la economía de EE UU. Sin mayores precisiones sobre plazos, condiciones de las inversiones u origen del dinero europeo».
Si profundizamos en el acuerdo, podemos comprobar que, además de la versión oficial de Ursula von der Leyen, «evitar una guerra arancelaria», han concurrido, estoy convencido, otros factores geopolíticos tales como salvar la relación transatlántica y asegurar la presencia militar estadounidense en el continente europeo. Además de evitar una desastrosa batalla comercial, la UE ha comprado tiempo para avanzar en autonomía estratégica y militar. Sin duda la guerra en Ucrania y la indispensable ayuda norteamericana han pesado mucho en las negociaciones.
En el acuerdo han concurrido factores como asegurar la presencia militar de EE UU en Europa
Como siempre sucede en estos casos, nunca llueve a gusto de todos. El acuerdo ha sido saludado en Berlín, pues salva de momento su potente industria de automoción, entre otras, y criticado duramente en París. Francia no puede estar satisfecha con la adquisición de petróleo y gas norteamericano cuando su electricidad es de origen nuclear, ni con la compra de armamento americano cuando su industria nacional de defensa pretende ser la columna vertebral de la de Europa. Se abre así una grieta muy seria en el eje franco-alemán, aunque por el bien de ambos terminarán por entenderse.
¿Cómo salen afectados los interés de España? Algunos sectores afrontan cierta dificultad pero España es uno de los menos dañados, ya que sólo el 5% de nuestras exportaciones se dirigen al mercado norteamericano y, por tanto, el impacto tarifario será limitado.
Como escribía mi admirado amigo José Antonio Vera en La Razón, «mucho reírse de Donald Trump en Europa tanto los gobiernos 'woke' como la prensa 'queer' para al final acabar, unos y otros, cediendo ante la presión del presidente norteamericano, la UE entre ellos». Así es la vida.
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