Financiar el desarrollo en tiempos turbulentos
Los próximos días serán determinantes en la historia de la Ayuda oficial al Desarrollo (AOD). Es la primera vez que una Conferencia Internacional sobre esta ... financiación se celebra en España. Del 30 de junio al 3 de julio, Sevilla será la capital mundial de la gestión internacional de la cooperación porque allí se negociará la nueva arquitectura mundial de la deuda. Hubo un tiempo en el que la sociedad civil se movilizó pidiendo el 0,7% del PIB como ayuda al desarrollo. El éxito fue tan grande que desde los ayuntamientos a los ministerios, pasando por las universidades, cada vez era mayor el número de instituciones comprometidas por un desarrollo que ahora se apellida sostenible. Se presenta en objetivos diferenciados y forman parte de lo que en términos publicitarios se ha llamado Agenda 2030. Quienes somos críticos con estas agendas porque dejan sin pensar lo que pasará al año siguiente (2031) o desconocen la dimensión histórica o multidimensional de la pobreza, lamentamos la simplificación partidista del desarrollo. Estamos preocupados porque la 'Ley de Cooperación al Desarrollo Sostenible y Solidaridad Global' que se aprobó en el año 2023, no ha conseguido un incremento significativo. Incluso en el propio año de su aprobación, la ayuda decreció, se pasó del 0,3% al 0,2%. La movilización sigue siendo éticamente necesaria porque la situación de muchos países no solo es preocupante o alarmante, sino kafkiana. Cada vez hay más países empobrecidos donde la AOD tiene que dedicarse a pagar los intereses. De esta forma se plantea de manera dilemática e irresoluble la cooperación: ¿deuda o desarrollo?
En lugar de invertir en educación, sanidad o potabilización, los países empobrecidos tienen que invertir lo recibido para pagar los intereses de lo prestado. Si añadimos el contexto internacional turbulento y los cambios en el clima, la brecha financiera se agranda. Este es el tema que se tratará en Sevilla, aunque el desarrollo puede estar condicionado por la deuda, no puede estar determinado. Hay que imaginar formas responsables de refinanciar la deuda que, a priori, no descarten a millones de personas. Incluso formas lúcidas de replantear el desarrollo como la condonación de la deuda para recordar que el origen de una saludable y buena economía no está en el lucro, el pillaje financiero o la especulación monetaria. Está en la confianza, que proporciona rostro a la economía, una confianza donde los 'datos' son revisados desde las 'dotes', donde hay tiempo para la condonación y, por tanto, ocasión para un perdón disruptivo que nace de una 'economía del don'.
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