Palacio de Comunicaciones y Sorolla
La modernidad se palpaba en 1900 y Correos decidió visualizarse en sitios emblemáticos y céntricos. El edificio de Valencia fue inaugurado en 1923
ADOLFO MONTALVO @adomonINGENIERO
Viernes, 17 de octubre 2025, 23:28
Sorolla es luz, alegría mediterránea, modernidad, innovación, esfuerzo y persistencia. Tenemos la suerte de disfrutar de un artista que se proyectó internacionalmente desde muy joven, ... becado en Roma en la Academia de España.
Deslumbró en Nueva York en 1911 al hispanista Archer M. Huntington, que había fundado la Hispanic Society of América en 1904, y desde ese momento se estableció una relación fluída que fructificó en obras fascinantes. Para esa relación hubo una tecnología imprescindible: el telégrafo. Se conservan más de 250 telegramas de Sorolla con múltiples personas, varios de ellos con Huntington.
Un edificio emblemático
En los comienzos del siglo XX el telégrafo representaba la modernidad. Un medio de comunicación democrático y digital. Cualquier persona podía enviar y recibir un telegrama, gracias a la tecnología e infraestructuras desplegadas por Correos y Telégrafos. El teléfono, por el contrario, era más singular y elitista al requerir la presencia simultánea de dos interlocutores a uno y otro extremo del circuito telefónico.
La modernidad se palpaba en 1900 y Correos decidió visualizarse en sitios emblemáticos y céntricos de las ciudades. El Palacio de Comunicaciones de Madrid en la plaza de Cibeles, sede actual de su ayuntamiento, es de 1903. El edificio de Valencia se promovió por el ayuntamiento en 1910 en la nueva plaza principal de la ciudad y fue inaugurado en 1923. En su fachada, como símbolo de la modernidad, seis ángeles apoyados en un tren y un barco sostienen los símbolos de la electricidad del telégrafo, cartas y paquetes postales y el auricular de un teléfono.
Todo el edificio con su torre de telecomunicaciones, su inmensa cúpula interior y sus tres principales fachadas constituye un elemento esencial del patrimonio cultural, arquitectónico e industrial de la ciudad, además de ser una muestra que visibiliza el patrimonio digital y de innovación.
El aval de la Academia y el patrimonio
Desde hace años estudiosos, académicos y aficionados se preocupan en nuestra ciudad por su el patrimonio industrial. El Palacio de Comunicaciones es una joya para preservar, por su arquitectura interior y exterior, así como por su etnología, es decir la cultura cotidiana, por los servicios que albergó y su importancia cultural.
En la Universidad Politécnica el Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones iTEAM eligió para su 20 aniversario una ilustración de Paco Roca, que acompaña este artículo. En ella se reinterpretan los ángeles que, subidos ahora en un satélite, utilizan smartphones y un ordenador portátil.
Mantener el origen del edificio y albergar a Sorolla es compatible
El Palacio de Comunicaciones va a albergar durante unos años las obras de la Hispanic Society of América. Eso nos alegra. La remodelación del edificio, con las exigencias modernas del conocimiento museístico, va a tener un coste importante (20 millones), al que se añade el canon anual, los costes de traslado y seguros, personal y mantenimiento, comisarios y expertos en museística. Será una ventana temporal a Sorolla que reforzará la permanente que tenemos en el Museo de Bellas Artes, así como su presencia en frecuente en exposiciones temporales, actualmente una en Fundación Bancaja. Hemos sabido que en la remodelación además de adecuar el edificio para su misión temporal de exposición de cuadros, se va a ubicar una exposición inmersiva 4D de las Fallas Patrimonio inmaterial: gran acierto.
Creo que debería incluirse en la intervención la creación de una sección museística avanzada con la historia y arquitectura del edificio, el contexto de modernidad y progreso que representó en los inicios del siglo XX y las telecomunicaciones que estaban disponibles en aquellas fechas. Como muestra del uso del telégrafo, el Museo Sorolla de Madrid podría prestar los originales de alguno de los más de 250 telegramas de Sorolla que conserva y que gracias a su estudio, permite trazar una trayectoria de las relaciones personales y profesionales, nacionales e internacionales de nuestro gran artista y la importancia del uso del telégrafo.
Lo permanente y lo efímero
Valencia es brillante, fulgurante y explosiva. Nuestras fiestas crean monumentos, trajes y adornos que aparecen y desaparecen, algunos purificados por el fuego y otros arrinconados por las modas.
A esa luz de Valencia se debe añadir una madurez y serenidad que muestre la perseverancia y la innovación. Las sociedades más prósperas y justas son respetuosas con sus raíces a la vez que valientes, dando alas para volar a los investigadores, artistas y emprendedores. Destruir ahora la memoria del Palacio de Comunicaciones para una exposición temporal, que podría ser albergada en otros museos, sería un gran error. Una muestra de improvisación adolescente.
Necesitamos una sociedad dónde conversen abuelos con nietos, que sepa de sus legados y que impulse a sus jóvenes propiciando actividades de alto valor y productividad que sean soporte de la sociedad del bienestar. Debemos visualizarlo también en nuestra principal plaza. Mucha suerte.
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