Salvo y Catalán, bajo cero
La relación es fría y el presidente del Valencia no acude al antepalco en el descanso
H. E.
Domingo, 23 de noviembre 2014, 23:07
valencia. La paz de Vigo quedó ayer inmortalizada en el palco de Orriols. Rubricada sobre un témpano de hielo. La cordura de los presidentes de ambos equipos tras unos días de tensión innecesaria ayudó a que el derbi de la ciudad transcurriera con la tranquilidad apetecible en este tipo de partidos. Una cordialidad sin arrumacos. Haber llegado al domingo con un divorcio a flor de piel no era lo más apetecible. El pasado martes, la reunión en la Jefatura Superior de Policía fue clave para que las dos entidades ablandaran sus posturas de cara al derbi. Por la tarde, en la reunión de la Liga de Fútbol Profesional, Catalán y Salvo fumaron la pipa de la paz... pero sin excesos.
Ayer, en el palco del Ciutat se respetaron sin más. Sin cariño. El presidente del Levante, Quico Catalán, llegó a su estadio diez minutos después de las cuatro de la tarde. Su homólogo valencianista lo hizo en un microbús en compañía de toda la expedición de la directiva blanquinegra. Como un batallón.
Junto a Salvo, que todavía no ha desvelado cuál será su futuro en el club aunque aseguró en la junta que esta semana daría una respuesta definitiva a la propuesta de Peter Lim, aparecieron Lay Hoon y Kim Koh. Son las dos cabezas visibles de Meriton Holding, la empresa que se ha hecho con el Valencia y que el próximo 1 de diciembre tiene que cerrar la compra definitiva con la firma de los contratos una vez el Protectorado de Fundaciones y el Consejo Superior de Deportes han dado el visto bueno a la operación. Lay Hoon y Kim Koh acudieron al estadio vecino con la ilusión de ver ganar a su equipo fuera de casa. Esta vez, como ya pasó en Riazor, no pudo ser. Seguro que tendrán nuevas oportunidades en el futuro.
Salvo, una vez llegó al estadio, saludó uno a uno a todos los consejeros del Valencia. A su derecha se sentó el presidente de honor del Levante, Francisco Fenollosa, una persona conciliadora donde las haya y que seguro que aportaría mucha paz a un palco en el que hasta hace unos días podían haber saltado las chispas por el enfrentamiento entre los dos equipos por el precio de las entradas.
La presencia en el palco de la directiva del Valencia se vivió sin excesos. De hecho, Salvo, Hoon, Koh y compañía no bajaron en el descanso a la sala VIP del Levante a tomar un refrigerio y a comer algo. La cordialidad no se debe confundir con amistad. Es una rivalidad deportiva. Nada más. De hecho, el presidente del Levante, Quico Catalán, ni siquiera se dio cuenta de la ausencia de la directiva valencianista en la sala reservada a los invitados ilustres. Catalán tenía que atender unos compromisos oficiales por el homenaje a Caszely y al embajador de Kenya. Después le contaron que Salvo y los suyos prefirieron pasar frío en el palco durante el descanso. La ausencia en la merienda es la continuidad de la falta en la tradicional comida de hermandad de los clubes. El Valencia tampoco fue. El club de Mestalla considera que el gesto de ir al palco cuando anunció que no acudiría es suficiente. No es necesario alimentar un buen rollo que es imposible.
A los que se les vio departir amigablemente antes de que comenzara el encuentro fue al director de comunicación del Levante, Alberto Gil, y a su homólogo valencianista, Damià Vidagany. Seguro que las diferencias alimentadas a lo largo de la semana fueron parte de la conversación que mantuvieron Gil y Vidagany. Ambos han estado al pie del cañón en la elaboración de comunicados, algo que cada día está más de moda en el mundo del fútbol. Esta semana, una vez superado el derbi, habrá consejo de administración del Valencia. Una reunión en la que Amadeo Salvo puede informar a sus compañeros de directiva si se queda o no en el club de Mestalla a partir de 1 de diciembre.