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Kim Jong-un. Efe
Kim Jong-un advierte de que su paciencia tiene un límite

Kim Jong-un advierte de que su paciencia tiene un límite

Aunque tiende la mano a Donald Trump, exige que los avances se traduzcan en el levantamiento de sanciones o «deberemos considerar una nueva vía»

Zigor Aldama

Shanghái (China)

Martes, 1 de enero 2019, 21:20

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Hace un año, Kim Jong-un se dirigió a sus súbditos norcoreanos con un discurso de Año Nuevo que sorprendió al mundo. De forma totalmente inusitada, decidió anunciar la participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno que Corea del Sur iba a organizar unas semanas después. Y propuso hacerlo bajo la bandera de una península unificada. Comenzó aquí un frenesí diplomático que desembocó en varias cumbres y viajes históricos: la que celebró el propio Kim con su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, en el complejo fronterizo del paralelo 38, fue la que rompió el hielo entre ambos países; y la que unió en un apretón de manos a Kim y Donald Trump en Singapur confirmó que las negociaciones iban en serio.

En todo 2018, Corea del Norte no ha llevado a cabo ninguna prueba de misiles o de bombas atómicas y ha cumplido con su promesa de comenzar a desmantelar las instalaciones que han servido para desarrollar el programa nuclear militar que ha tenido al planeta en vilo en varias ocasiones. Pero, este martes, en su nuevo discurso de Año Nuevo, Kim advirtió de que su paciencia tiene un límite, y dejó claro que ahora es Trump quien tiene que mover ficha. «Si Estados Unidos no cumple la promesa que hizo ante todo el mundo, e insiste en las sanciones y en la presión que ejerce sobre la República, nos dejará sin otra opción que buscar una nueva vía para defender nuestra soberanía e intereses», dijo Kim.

Ataviado con traje y corbata occidentales, no con el traje Mao habitual de sus apariciones públicas, y sentado en su despacho frente a las fotos de los dos anteriores dictadores de la dinastía comunista -Kim Il-sung, su abuelo y fundador de Corea del Norte, y Kim Jong-il, su padre-, el Brillante Camarada también ofreció continuar con el diálogo. «Es mi firme deseo lograr una paz permanente y avanzar en la desnuclearización de la península coreana. Estoy dispuesto a encontrarme de nuevo con el presidente de Estados Unidos en cualquier momento», añadió durante una alocución televisada de media hora en la que se mostró más cercano y mucho más moderno que sus antecesores.

No obstante, teniendo en cuenta que sus palabras están dirigidas a una audiencia nacional, Kim dedicó gran parte de su discurso a repasar los logros económicos de su régimen. Agitando la bandera de la autosuficiencia, que considera necesaria para el triunfo de su particular visión comunista, hizo hincapié en la necesidad de lograr un fuerte desarrollo económico basado en la tecnología desarrollada de forma local. Sin duda, las sanciones dictadas tanto por Naciones Unidas como por Estados Unidos son un lastre para lograr un despegue económico que siga los pasos de China.

Quizá por eso, Kim también subrayó la necesidad de mejorar las relaciones intercoreanas para impulsar la prosperidad. A este respecto, el pasado día 30, el dictador hizo llegar a Moon una carta en la que se disculpaba por no haber podido visitarle en Seúl, un viaje que muchos daban por sentado para finales de diciembre, y en la que reiteraba su intención de hacerlo «muchas veces» a la mayor brevedad posible. Este martes, la oficina del presidente surcoreano respondió aplaudiendo el discurso de Kim. «Esperamos que su firme compromiso tenga un efecto positivo en la solución del problema de la península coreana durante el nuevo año», aseguró optimista el portavoz de la Casa Azul, Kim Eui-kyeom.

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