Carmen Lomana: «La caja azul de Nivea es genial para nutrir manos, codos, rodillas y prevenir las estrías»
La empresaria asegura llevar siempre un tarro en el bolso como parte activa de su rutina de cuidado personal
A pesar de que tenemos un mercado de productos de belleza muy saturado con envases sofisticados, fórmulas de laboratorio y precios desorbitados, hay un nombre que resiste el paso del tiempo sin necesidad de grandes campañas: Nivea. Su icónica lata azul, reconocida en todo el mundo por su aroma inconfundible y su textura densa y untuosa, sigue ocupando un lugar privilegiado en los hogares de varias generaciones. Más de un siglo después de su creación, esta crema continúa siendo sinónimo de hidratación intensa, cuidado diario y eficacia sin pretensiones.
No es casualidad que una de sus defensoras más fieles de Nivea sea Carmen Lomana. A sus 76 años, la empresaria y figura mediática presume de una piel luminosa y tersa que muchos relacionan con tratamientos estéticos. Sin embargo, la empresaria cuenta con otros trucos, mucho más económicos, para cuidar las zonas más delicadas de la dermis: «La caja azul de Nivea es genial para nutrir manos, codos, rodillas, labios y prevenir las estrías», asegura en una entrevista reciente para otro medio.
Y es que, lejos de dejarse seducir por la cosmética de vanguardia, Lomana reivindica el valor de lo sencillo y funcional. Asegura llevar siempre un tarro en el bolso, no como gesto nostálgico, sino como parte activa de su rutina de cuidado personal. «Funciona. Así de simple», insiste.
¿Por qué tiene tanta fama la crema Nivea?
El secreto está en su formulación, prácticamente inalterada desde que Beiersdorf la lanzara al mercado en 1911. Basada en una emulsión de agua en aceite, su mezcla incluye ingredientes como la glicerina, el pantenol y el exclusivo eucerit, desarrollado específicamente para lograr una textura densa pero fácil de aplicar. No contiene conservantes añadidos, y su fragancia se ha convertido en símbolo de limpieza, hogar y tradición.
Este clásico de farmacia y supermercado, que cuesta entre 3 y 5 euros, ha demostrado ser un comodín en el neceser de muchas personas. Sirve para aliviar la tirantez tras la exposición solar, suavizar zonas ásperas como codos o rodillas, reparar labios agrietados o incluso calmar la piel tras la depilación. Aunque no está concebida específicamente para el rostro, hay quienes la utilizan como mascarilla nocturna o como último recurso para desmaquillarse.
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